Grecia anuncia un acuerdo con la troika, pero la eurozona lo niega

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

ALKIS KONSTANTINIDIS | Reuters

Atenas filtra un principio de pacto que Bruselas recibe con incredulidad

28 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Estamos en la recta final, estamos cerca del acuerdo». Con esas palabras, el primer ministro griego, Alexis Tsipras,  revivió ayer la maltrecha Bolsa de Atenas y contagió el optimismo a los mercados. Todo parecía indicar que Grecia y la troika acariciaban el ansiado acuerdo para desbloquear los 7.200 millones de euros del rescate que Atenas necesita de forma urgente para pagar sus deudas.

De hecho, el Gobierno heleno filtró a primera hora de la tarde que su equipo negociador, con el propio Tsipras al frente, ya estaba trabajando en un borrador técnico del plan de reformas que no incluiría ni recortes de salarios ni de pensiones. Establecería la puesta en marcha de reformas encaminadas al estímulo de la economía y fijaría un superávit primario «bajo». Eso sí, Atenas se comprometería a desincentivar las jubilaciones anticipadas y a reformar el sistema de recaudación por IVA para ingresar al menos 1.800 millones de euros adicionales. A cambio, se citaría la posibilidad de aliviar la deuda a largo plazo pero excluyendo cualquier tipo de quita. «Este acuerdo será positivo para la economía griega y redistribuirá las cargas», aseguró el líder de Syriza.

Sin embargo, el optimismo irradiado por los responsables griegos fue aplacado de forma contundente por sus acreedores, quienes negaron que existiese ningún principio de acuerdo y mucho menos que se hubiesen iniciado los procedimientos para plasmar en papel las medidas. «Poco a poco se avanza pero aún hay flecos muy importantes», aclaró el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis. Bruselas reconoce avances sobre los ajustes en el IVA pero niega que haya posturas coincidentes en torno a los objetivos fiscales, la reforma de las pensiones, la reducción del volumen de las Administraciones públicas y la reforma del mercado laboral.

El Gobierno griego volvió a insistir en que, si aún no se ha cerrado el acuerdo, es por los obstáculos que hay para que los acreedores sintonicen. Según Atenas, el FMI quiere una salida del programa de rescate que sea duradera y no que necesite ser apuntalada en el futuro mientras los europeos presionan para poner un broche rápido a la pesadilla griega.

La Comisión Europea, el FMI y el BCE mantienen contactos diarios «e indirectamente también intercambiamos valoraciones con Estados Unidos, como mayor accionista del FMI», reconoció Dombrovskis. El propio presidente norteamericano, Barak Obama, apremió a sus homólogos europeos y al Gobierno griego a cerrar cuanto antes el acuerdo y así evitar que un accidente en la eurozona ponga patas arriba el declicado equilibrio geopolítico en la zona.

Aumenta la retirada de dinero

La salida de dinero de los bancos griegos experimentó el martes una brusca aceleración, llegando a registrarse la retirada de unos 300 millones de euros frente a los 100 millones de jornadas anteriores, según fuentes del sector al diario heleno «Kathimerini», que atribuye lo ocurrido a rumores sobre el control de capitales. Pese a ello, el Banco Central Europeo mantuvo en 80.200 millones el límite de la asistencia de liquidez de emergencia a la que los bancos griegos pueden acceder a través del Banco de Grecia, lo que mantiene el «colchón» de liquidez en 3.000 millones. La institución que dirige Draghi entiende que el pico en la retirada de dinero es significativa, pero que la situación está bajo control.

La base social de Syriza presiona para que Tsipras no rebase las líneas rojas

El mismo día en que el primer ministro griego se esforzaba por convencer a los acreedores de su disposición a aceptar reformas, el ministro de Trabajo Panos Skurletis, en teoría un subordinado, ponía el énfasis en las líneas rojas y aseguraba que el Ejecutivo no reducirá de ningún modo las pensiones ni aplicará la cláusula del déficit cero a las complementarias, ambas medidas reclamadas por la troika.

Las declaraciones de Skurletis son una muestra más de la pluralidad de criterios dentro de Syriza y ponen de manifiesto una creciente cacofonía del Ejecutivo que alcanza incluso a algunos ministerios claves, como prueba el que dirige Varufakis, quien primero anunció y unas horas después desmintió una propuesta para gravar con una tasa la retirada de dinero de los cajeros. Dicha disparidad no se debe únicamente a la existencia de distintos puntos de vista sobre cómo actuar.

El Gobierno se encuentra muy presionado por la base social que lo encumbró en las pasadas elecciones de enero y que ha decidido pasar a la acción en defensa de sus propuestas ante el temor de que sean dejadas de lado en la negociación. La prueba es que la Confederación de Sindicatos Públicos ha llamado a los trabajadores a concentrarse frente al ministerio de Trabajo para exigir al Ejecutivo que garantice las pensiones, no aplique la cláusula del déficit cero y «haga caso omiso de las exigencias de los prestamistas».