El Estado Islámico iza la bandera negra en la ciudad siria de Palmira

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

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Las tropas de Al Asad trasladan cientos de estatuas a un lugar seguro

21 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La estrategia de la coalición internacional contra el Estado Islámico ha fracasado estrepitosamente. No solo no ha frenado su avance, si no que los yihadistas han abierto dos nuevos frentes. A la caída el domingo de Ramadi, en Irak, se unió ayer la de la antigua ciudad siria de Palmira.

Una semana después de la ofensiva sobre Palmira, las fuerzas de Bachar al Asad no han podido evitar que los milicianos del califa Abu Bakr al Bagdadi izaran su bandera negra sobre la ciudad, poniendo en peligro los vestigios de una de las cunas del mundo antiguo. Después de horas de intensos combates, la televisión oficial de Siria anunció que las tropas y milicias de Al Asad se habían retirado tras completar la evacuación de la población civil.

«Esto es un desastre para todo el mundo, no solo para los sirios», se lamentó por teléfono a Efe el director de Antigüedades y Museos de Siria, Maamún Abdelkarim, al anunciar que los yihadistas habían entrado en la parte monumental de la ciudad patrimonio de la humanidad.

Antes había explicado a Reuters que las tropas sirias habían trasladado las estatuas antiguas, ante el temor de que los yihadistas las destruyan como han hecho en otros lugares de Irak y Siria. «Cientos y cientos de estatuas que temíamos que fueran destruidas y vendidas están ahora en lugares seguros», indicó.

Ofensivas coordinadas

Además del valor cultural, la ciudad es un enclave estratégico. Es una encrucijada con rutas hacia Homs y Damasco y además abre el camino hacia Irak. Los analistas consideran que las ofensivas de Ramadi y Palmira han sido coordinadas por los yihadistas para consolidar el territorio que ocupan en Siria e Irak.

La toma de Ramadi fue un duro golpe para el Gobierno iraquí y anuló el efecto psicológico de la reconquista de Tikrit hace un mes. Pero sobre todo ha puesto de manifiesto el fracaso de la estrategia tanto de Bagdad como de Washington. La comunidad suní mayoritaria de la provincia de Al Anbar, donde se ubica Ramadi, se quejan de la falta de apoyo del Gobierno de Haider al Abadi. Bagdad ha optado por recurrir a las milicias chiíes apoyadas por Irán pese a que un principio lo descartaba por temor a agravar la brecha entre suníes y chiíes.

El republicano John Boehner, presidente de la Cámara baja de EE.UU., afirmó ayer que el plan de Obama contra el EI no está funcionando por lo que exigió un giro radical. La Casa Blanca está «reevaluando» su estrategia, admitió a AFP un alto funcionario. La primera medida es entregar a Irak un millar de sistemas de misiles antitanque para hacer frente a los atentados suicidas, táctica del EI en sus ofensivas. Otra será acelerar el programa para armar y entrenar a las tribus suníes.