La tensión de Macedonia agita los Balcanes

leticia álvarez KUMANOVO / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

GEORGI LICOVSKI | Efe

Hasta 30 familias han visto como su hogar fue destruido en la operación antiterrorista lanzada por el Gobierno macedonio

17 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La bala atravesó el marco de madera, agujereó la televisión e hirió a Malush, el más joven de una familia albanesa de Kumanovo, Antigua República Yugoslava de Macedonia. Eran las 4 de la mañana y las explosiones despertaron a la población de esta ciudad macedonia fronteriza con Kosovo. Hasta 30 familias han visto como su hogar fue destruido en la operación antiterrorista lanzada por el Gobierno macedonio y en la que murieron 8 miembros de las fuerzas especiales y 10 kosovares.

La metralla en la calle Perollievski amenaza con espolear los viejos fantasmas étnicos en el país balcánico en el que la cuarta parte de la población tiene origen albanés. Sin embargo, sobre el terreno las miradas están puestas en las acusaciones de corrupción, escuchas ilegales y abuso de poder contra el Gobierno y su primer ministro, Nikola Gruevski, en el poder desde 2006.

«Ni un minuto quiero que siga ese mafioso como primer ministro. La noche de las explosiones yo estaba hablando en la calle con mis amigos entre los que también hay macedonios», explica el padre de la familia Azareb. Su hijo todavía tiembla recordando el momento en el que fue herido durante la operación antiterrorista. En Kumanovo macedonios y albaneses coinciden en que los últimos acontecimientos los han unido. «Claro que hay diferencias pero siempre hemos mantenido el respeto», explica Flazis Lutfiu, miembro de la comunidad albanesa, mientras visita casa por casa a los afectados para mostrar su apoyo y respeto.

Los enfrentamientos de Kumanovo son los más graves que ha sufrido el país macedonio desde 2001, cuando seis meses de duros combates entre rebeldes albaneses y fuerzas armadas macedonias desembocaron en la firma del acuerdo de Ohrid, que otorgaba reconocimiento a la minoría albanesa. En esta ocasión la tormenta política se ha saldado con la dimisión de dos ministros y la mano derecha del jefe de los servicios secretos, Sasho Mijalkov.

El Gobierno asegura que el grupo terrorista que justificó la operación llevaba meses preparando atentados futuros y la fiscalia ha acusado de «terrorismo» a 30 personas de las cuales 18, asegura, son de procedencia kosovar, 11 macedonios y un albanés con residencia alemana. El líder de la oposición, Zoren Zaev, denuncia sin embargo que el primer ministro está utilizando las diferencias étnicas para evitar su dimisión después de que saliera a la luz la trama de espionaje telefónico a más de 20.000 personas, entre ellas dirigentes políticos y periodistas.

Una de las voces más críticas con el Gobierno es Borjan Jovanoskvi. Este periodista, que recibió hace poco menos de una semana una corona de flores dándole el «último adiós», confiesa que por primera vez tiene miedo a que el Gobierno utilice el factor étnico para provocar una guerra. En las últimas escuchas publicadas por la oposición el ministro del Interior saliente sugiere al anterior jefe de los servicios secretos provocar un conflicto para solucionar las diferencias étnicas. «Eso es lo que más temo, que nos lleven a una guerra. Lo positivo es que albaneses y macedonios han mostrado su repulsa en público. Algo ha cambiado desde la guerra de los Balcanes», afirma Jovanoskvi.