Ante la ineficacia oficial, los nepalíes llevan cuatro días buscándose la vida. Los primeros heridos procedentes de zonas rurales comienzan a llegar como pueden a Katmandú en busca de ayuda médica, mientras miles de habitantes de la capital se marchan en autobuses abarrotados. Los parques de Katmandú están poblados de lonas, donde se cobijan los que ha decidido quedarse. «Llevamos aquí cuatro días. Contamos cada bocado, cada gota de agua», contó a AFP Rama Shrestha, un ama de casa de 28 años instalada a la intemperie con su hijo de cinco años. «Y encima ahora se pone a llover. ¿Qué podemos hacer, dónde podemos ir? Estamos demasiado asustados para volver a casa», afirma. En las gasolineras hay largas colas y los supermercados abiertos fueron tomados al asalto en busca de arroz.
Atrapados en un alud
Unas 200 personas, entre ellas unos 50 turistas extranjeros, permanecen atrapadas en una zona de senderismo en Ghodatabela, situada en el valle de Langtang, en la frontera con el Tíbet. El director de Turismo nepalí, Tulasi Prasad Gautam, desmintió que estuvieran desaparecidos, como había asegurado el gobernador. «No están desaparecidos, sino atrapados. Las carreteras están cortadas y varios puentes se han caído por el terremoto», afirmó. El mal tiempo estaba retrasando la evacuación en helicópteros.