Grecia busca a la desesperada respaldo en Rusia y en China

Cristina Porteiro
c. porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

SIMELA PANTZARTZI | EFE

Varios medios griegos aseguran que Atenas negocia con Moscú el desembolso anticipado de entre 3.000 y 5.000 millones de euros por un gasoducto, pero el Kremlin niega que haya acuerdo

19 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Grecia se revuelve acorralada por sus acreedores. Las instituciones de la antigua troika no dan tregua al Gobierno de Tsipras que ve lejana la posibilidad de ablandar a sus socios en las negociaciones que a estas horas mantienen en Bruselas los técnicos y funcionarios en torno al desbloqueo del último tramo de rescate (7.200 millones de euros) a cambio de reformas.

La escasez de liquidez y el tiempo aprietan a Grecia a la que ya no le quedan aliados. Al menos en la UE. Todos los esfuerzos diplomáticos del Gobierno heleno están concentrados ahora en dos socios conflictivos: Rusia y China. Según los semanarios griegos Agorá y Karfé, Atenas negocia con Moscú el desembolso anticipado de entre 3.000 y 5.000 millones de euros por el proyecto Turkish Stream, el gasoducto que el vecino del este quiere desplegar por territorio griego para bombear gas al centro de Europa. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, niega que haya acuerdo con Atenas en torno al pago adelantado de fondos a pesar de que el semanario alemán Spiegel asegura que el martes se podría materializar ese pacto urdido en el último encuentro que mantuvieron Tsipras y su ministro de Energía, Lafazanis, con las autoridades rusas. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, dudó ayer de la existencia y eficacia del contrato. «Me alegro por Grecia si es que realmente es así, pero un acuerdo sobre el gas con Rusia no resolverá sus problemas», aseguró desde Washington. Lo cierto es que el proyecto deberá contar previamente con el visto bueno de la UE y no entraría en funcionamiento hasta el 2019 lo que genera dudas sobre el interés que pueda tener Rusia en adelantar tantos fondos.

La otra carta en la manga de Tsipras es el gigante chino. Atenas negocia con Pekín un anticipo de 10.000 millones de euros por el uso futuro de uno de los mayores puertos del Mediterráneo, el del Pireo, donde China quiere invertir en una amplia y potente red de transporte.

Mientras Grecia trata de achicar el agua y evitar el hundimiento, las alertas sobre una salida del euro se multiplican. El último en presionar a Tsipras para cerrar de forma «urgente» un acuerdo con los socios fue el secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew. También lo hizo el presidente de EE.UU., Barak Obama.