Bruselas no espera un pacto inmediato con Grecia

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

El Gobierno de Alexis Tsipras está decidido a ignorar el ultimátum que lanzaron sus socios del Eurogrupo la semana pasada

15 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La desconfianza y la incertidumbre dominan las negociaciones entre Grecia y la antigua troika. El Gobierno de Alexis Tsipras está decidido a ignorar el ultimátum que lanzaron sus socios del Eurogrupo la semana pasada y sigue enfangado en conversaciones de corto recorrido con sus acreedores. Bruselas ya admite abiertamente que los avances que se han dado son muy pequeños para llegar a un acuerdo en el tiempo previsto. No confía en la voluntad de Tsipras de cumplir el calendario y enviar el paquete de reformas a tiempo para recibir la luz verde del Eurogrupo el día 24. Sin el aval de sus socios europeos, Atenas no podrá empezar a desembolsar el último tramo del rescate pendiente (7.200 millones de euros).

El vicepresidente de la CE, Valdis Dombrovskis, cree improbable el desbloqueo de los fondos antes de que termine el mes. Para ahuyentar el fantasma del Grexit el comisario de Economía, Pierre Moscovici, aseguró que si se rebasa la fecha límite, Bruselas seguirá negociando. El FMI aún conserva la esperanza de que Tsipras termine cediendo a las exigencias de los acreedores: liberalización del mercado laboral, subida del IVA y recortes de las pensiones. Desde Atenas el mensaje que se lanza es otro. «Prometimos al pueblo que no habría reducción de las pensiones ni liberalización de los despidos. Son las líneas rojas», dijo el ministro de Trabajo, Panos Skurletis.

«No sería el fin»

Tan infranqueables son esas líneas que el Gobierno griego están dispuestos a incumplir el calendario. «No sería el fin. Grecia tiene muchas opciones», recordó el ministro de Energía, Panayotis Lafazanis. No está de acuerdo el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, quien advirtió a Tsipras de que está jugando con fuego. «La salida del euro sería extremadamente costosa y dolorosa para Grecia».

El Gobierno griego sigue aplazando el momento de firmar un acuerdo que puede poner a Tsipras contra las cuerdas. Si cede a las exigencias de los acreedores e incumple así sus promesas electorales, la guerra estará servida en Syriza. La facción más radical de la formación de extrema izquierda podría retirarle el apoyo para sacar adelante el plan de reformas.

Esa es la razón por la que el líder heleno ha redoblado los esfuerzos diplomáticos buscando apoyos entre la oposición. La campaña fuera de las fronteras helenas también continúa. Mañana el ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, se reunirá con Barack Obama, quien ya instó en febrero a la UE a ser flexible con Grecia.