La Cumbre de las Américas marca el fin de la guerra fría en el continente

m. l. de Guereño, M. gallego LA HABANA, NUEVA YORK / COLPISA

INTERNACIONAL

AFP

Obama y Castro desactivan el último obstáculo del deshielo político

11 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La VII Cumbre de las Américas, pese a no presentar una declaración consensuada, es histórica, pues marca el fin de la guerra fría en la región. La reunión de Panamá será recordada como la del regreso de Cuba al organismo multilateral del que fue expulsada en 1962. La sesión plenaria, a la que acuden los 35 países del continente, arrancó ayer con la atención puesta en el encuentro de Barack Obama y Raúl Castro.

Las señales previas fueron claras. Estados Unidos bajó la tensión con Venezuela para no enturbiar el momento estrella de la interacción de los líderes de los dos países enfrentados durante 54 años. El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y el canciller cubano, Bruno Rodríguez, conversaron durante más de dos horas en el bar de un hotel. En un ambiente relajado, preservado por el personal de seguridad, para ir desbrozando el camino del futuro bilateral.

Además, ayer la Casa Blanca y La Habana confirmaron la segunda conversación de ambos presidentes. Esta vez lo anunció La Habana y horas después lo confirmó Washington. Antes de salir para la cumbre, Obama sostuvo el miércoles su segunda conversación telefónica con Castro. Un hito hacia la normalización de las relaciones con Cuba a la que ambos presidentes se comprometieron durante su primer intercambio verbal, el pasado 17 de diciembre. «Le insistí mucho en que seguiremos promoviendo la democracia y la defensa de los derechos humanos y haremos fuertes declaraciones en favor de la libertad del pueblo de Cuba», dijo el propio Obama a la cadena ABC. El mandatario estadounidense se presenta con una muestra de buena voluntad, la eliminación de Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo. Se esperaba que Obama lo firmase en las horas previas al encuentro con Castro. Este paso supone una cuestión de principios para Cuba desde 1982 y una mejora en las condiciones de vida de sus diplomáticos ante la ONU, que ni siquiera pueden abrirse una cuenta bancaria por considerarse que trabajan para un país «terrorista».

La parte cubana, manteniendo su tónica de no dar mucha información, no se explayó en comentarios, tan solo confirmó la conversación telefónica. Mientras, la Casa Blanca, que parece haber lanzado la consigna de que nada empañe la cita panameña, aseguraba ayer que el encuentro de los dos presidentes, que podría concretarse en un apretón de manos, un abrazo en toda regla o incluso una reunión improvisada en alguno de los pasillos, incluiría «una conversación», pero nada está anunciado al respecto.

Sin embargo, no hay consenso para aprobar el Mandato de Panamá, por el rechazo de las autoridades de Caracas a las sanciones. Medios cubanos señalan que los países amigos de Venezuela están sufriendo muchas presiones para romper la unidad sudamericana y dejar de apoyar al país petrolero.

Maduro llega a Panamá con los diez millones de firmas y «ánimo de paz»

En su segunda conversación con Raúl Castro, después de la del 17 de diciembre, Barack Obama tenía un importante mensaje que nadie mejor que el presidente cubano puede transmitir a Nicolás Maduro y a otros presidentes de su círculo. «Estados Unidos no está en el negocio de ir intrigando por ahí para tumbar Gobiernos», resumió ayer su asesor de Seguridad Nacional, Ben Rhodes. De este modo se desactivaba uno de los temas espinosos que podrían interponerse en el histórico encuentro que sostendrán hoy ambos líderes. Obama quería limpiar el aire entre ambos para que esa primera foto oficial refleje más cercanía que el casual apretón de manos que le tendió a Castro durante el funeral de Nelson Mandela.

Las tensiones entre Caracas y Washington podrían empañar la celebración del acercamiento con Cuba pese a que las dos capitales han bajado estos días el tono de la confrontación. Porque se espera que Maduro intente introducir el asunto de la orden ejecutiva de Obama y las sanciones a los funcionarios venezolanos en la agenda para poder presentar los más de diez millones de firmas contra el decreto de la Casa Blanca. A su llegada al aeropuerto al mediodía de ayer, el líder chavista afirmó que llegaba con «ánimo de paz», de «construir otro mundo» y con la intención de que a «América se la respete».

El mejor legado de Obama

«Venezuela está en Panamá de pie y con dignidad», dijo Maduro, durante su visita el populoso barrio El Chorrillo -que fue bombardeado durante la invasión estadounidense en 1989-. El líder bolivariano anunció que los presidentes de los Gobiernos de izquierdas del ALBA (Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua) se reunirán en el marco de la Cumbre.

«Nuestro principal forma de comunicación con Venezuela será un diálogo directo, aunque sabemos que habrá diferencias entre nuestros dos gobiernos sobre una variedad de temas», comentó Rhodes. Una mejor relación con América Latina, será el mejor legado que puede dejar Obama, antes de finalizar su mandato.

El encuentro entre los representantes de Exteriores marca un nuevo hito histórico

El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y el canciller cubano, Bruno Rodríguez, se reunieron ayer para allanar el camino en otros temas de interés común, como la reapertura de la Embajada estadounidense en La Habana, que Washington no ha podido llevar a cabo antes de esta cumbre.

El encuentro entre Kerry y Rodríguez ya batía marcas históricas, al tratarse de la reunión de más alto nivel que mantienen ambos países desde que el entonces vicepresidente Richard Nixon recibió en la Casa Blanca a Fidel Castro en 1959, cuatro meses después del triunfo de la revolución que desbancó a Fulgencio Batista, el dictador amigo de Estados Unidos. Aquel encuentro, que empezó con mal pie porque el presidente Eisenhower se fue a jugar al golf para evitar a Castro, que se presentó vestido con uniforme de faena y botas de combate, duró casi tres horas. Dado que la primera conversación telefónica entre Obama y Raúl Castro duró 45 minutos, el mandatario estadounidense concluyó que las largas parrafadas «son cosa de familia».

Visita al canal

Obama aprovechó la presencia en el país centroamericano para visitar el famoso canal que durante 85 años administró y gestionó el Gobierno de Estados Unidos, hasta su devolución a Panamá el 31 de diciembre de 1999. El mandatario aprovechó también para reunirse con el anfitrión, Juan Carlos Varela, y su par colombiano, Juan Manuel Santos, entre otros líderes.