Pilotos con menos experiencia, plantillas más ajustadas y largas jornadas laborales, como consecuencia de los recortes del sector

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El jefe del departamento técnico y de seguridad del Sepla asegura que se confía tanto en el piloto automático que al intentar solventar un problema volando a mano, los responsables de dirigir el aparato tienen menos pericia

24 mar 2015 . Actualizado a las 18:59 h.

La feroz competencia y los recortes asociados a la época de vacas flacas han llevado a las aerolíneas de todo el mundo a recortar y ajustar ciertas partidas de sus presupuestos. Unos tijeretazos que, en muchos casos, soportan sobre sus hombros los pilotos. «Las autoridades exigen unos mínimos tanto de combustible como de mantenimiento de los aparatos. En la partida de seguridad, no tiene nada que ver que una aeronave tenga más o menos años; los fabricantes estipulan cuando se deben hacer las revisiones y cómo debe ser el procedimiento de mantenimiento de cada uno de los aviones», explica el jefe del departamento técnico y de seguridad del Sepla, Ariel Shocrón, quien achaca gran parte de los problemas que tiene el sector a la presión a la que está sometida la tripulación.

La falta de pericia y de capacidad de respuesta ante un reto, son dos factores que determinan el resultado a la hora de enfrentarse a cualquier problema que pueda surgir a lo largo de un vuelo. Shocrón atribuye precisamente a la falta de entrenamiento de los pilotos el aumento de los accidentes de vuelo en los últimos años: «Se confía tanto en la técnica que al intentar solventar un problema de forma clásica, volando 'a mano', los responsables de dirigir el aparato cuentan con mucha menos pericia. Con la mejora de la tecnología, muchos han entendido que todo queda sujeto simplemente al piloto automático». En unas declaraciones a RadioVoz, Ariel Shocrón ha expuesto algunas de las preocupaciones del sector.

Desde el Sepla reclaman mucha más formación para los profesionales del sector, que no siempre cuentan con suficientes horas de vuelo como para enfrentarse a problemas que suceden más a menudo de lo que se piensa. Y es que Shocrón relativiza la amplia experiencia del piloto a la que apuntan desde Germanwings. Mientras que la compañía asegura que su comandante contaba con más de 6.000 horas de vuelo y diez años en plantilla, el portavoz del Sepla aporta un dato esclarecedor: «Si comparamos estos datos con los de los copilotos, por ejemplo, de Iberia, que tienen menos responsabilidad que un comandante, podemos comprender que la del avión de Airbus no es tan amplia como pensamos. Un copiloto de la compañía española cuenta como mínimo con 10.000 horas de vuelo y 11 años de experiencia a sus espaldas». Para entenderlo, Shocrón simplifica su explicación con un símil: «Esto viene a ser lo mismo que en el coche. Aunque tú tengas el carnet y sepas conducir, no sabes reaccionar de la misma manera si te encuentras con un problema durante los primeros años que si lo haces después de muchos kilómetros y experiencia; algo parecido que si tienes controlado el funcionamiento del coche».

Sin embargo, Shocrón añade que la poca experiencia no significa una falta en el cumplimiento de las normas: «Cada seis meses, los pilotos deben demostrar su pericia en los simuladores, pero hay que tener en cuenta que estos no reflejan al 100 % la situación real a la que luego se tienen que enfrentar».

La falta de habilidades no es una cuestión baladí, y las diferentes organizaciones de aviación ya han mostrado su preocupació al respecto. De hecho, la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional) celebró un simposio en Montreal para tratar un tema al que sin embargo todavía parece no habérsele encontrado una solución. Los recortes siguen siendo el principal escollo.

La excesiva carga de trabajo a la que están sometidos muchos de los pilotos también es una cuestión resaltada por los expertos en seguridad. Shocrón, que considera temerario adelantar cualquier evaluación sobre las causas del accidente ocurrido este martes, asegura que últimamente los trabajadores del sector están denunciando largas jornadas de trabajo, con una consecuente fatiga que de forma innegable tiene un impacto en las habilidades de los encargados de dirigir la aeronave.