«Vi cómo caían al suelo rematados a tiros»

R. P. REDACCIÓN / LA VOZ

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Los puertos de Barcelona y Palma de Mallorca se llenaron ayer de lágrimas y abrazos ante la llegada de los cruceristas que sobrevivieron al atentado en el Museo del Bardo

21 mar 2015 . Actualizado a las 02:37 h.

Los puertos de Barcelona y Palma de Mallorca se llenaron ayer de lágrimas y abrazos ante la llegada de los cruceristas que sobrevivieron al atentado al Museo del Bardo. Cansados y conmocionados, solo algunos se han sentido capaces de contar su experiencia. «Vi cómo caían al suelo los turistas rematados a tiros», explicó a Europa Press Miquel Espelt, uno de los pasajeros del MSC Splendida que atracó en Barcelona. Espelt, que viajaba junto a su mujer y oros familiares, cree que el agresor que vio acercarse al autocar fue el que mató al matrimonio Antoni Cirera y Dolors Sánchez.

Los cadáveres de este matrimonio catalán fueron repatriados en un avión de la Fuerza Aérea Española en el que también viajaba la pareja de valencianos que sobrevivió al ataque tras ocultarse 23 horas en un almacén del Museo del Bardo. El avión, que aterrizó a las 19.20 horas en Barcelona, fue recibido por los ministros de Interior y Exteriores.

En el momento del ataque, Miquel estaba fumando un cigarro en la puerta del museo, lo que pensó que eran petardos eran en realidad disparos. En ese momento vio que una ráfaga de tiros se dirigía a él y pensó «pies para que os quiero», cogió a su mujer y a otros familiares y se escondió en una habitación del museo gracias a la ayuda de una mujer. «Si llegan a entrar allí nos rematan a todos porque no había salida», explicó.

«Estamos vivos de milagro», confesó Galina Vronskays, una bielorrusa afincada desde hace 20 años en Barcelona, que con su hija Victoria son dos de las 700 personas que llegaron ayer a Barcelona. Victoria relató a los medios cómo salvaron la vida: «Estábamos sentadas comiendo algo, oímos algo como petardos, giramos la cabeza y vimos dos personas en las escaleras a las que les estaban disparando por la espalda. Nos tiramos de golpe al suelo. En ese instante esas dos personas murieron».

«Durante el tiempo que estuvimos esperando a que nos rescatasen, unas cuatro horas, no lloramos. Empezamos a llorar cuando ya vimos a toda la gente de Túnez compadeciéndonos y pidiéndonos disculpas», relató.

Josefa Ramírez y José Pinto, dos jubilados de Málaga, supieron la noticia a través de una llamada de su hija. Ellos no salieron del barco pero sí sus compañeros de viaje, Antoni Cirera y Dolores Sánchez. «Eran muy amables. Nos habían invitado a tomar una paella en su casa de Barcelona este viernes pero, claro, ahora ya...».

Con los nervios a flor de piel, Francisco Buciegas y su mujer Inma, de Córdoba, ponían fin a una trágica luna de miel. «Todo fue muy desagradable», relató Imma a AFP, intentando contener las lágrimas. Tuvieron que volver precipitadamente al crucero sin saber qué había ocurrido. Españoles, recién casados y con Imma embarazada de cuatro meses, su perfil coincidía con el de la pareja valenciana desaparecida durante varias horas. Al oír las noticias, «a mi familia le estaba dando un ataque», afirma el hombre.