Tsipras sale de la minicumbre sobre Grecia sin concesiones de los socios

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

OLIVIER HOSLET | EFE

Bélgica, Holanda y Luxemburgo recriminaron que se les excluyese de la reunión

20 mar 2015 . Actualizado a las 15:17 h.

La minicumbre de urgencia sobre Grecia eclipsó la reunión que mantuvieron ayer los líderes de la Unión Europea en Bruselas. Con el agua al cuello, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, acudió a la capital belga para pedir a sus homólogos una solución política al bloqueo que sufren las negociaciones técnicas con la antigua troika en torno a las reformas que debe acometer el país. La urgencia es máxima. La amenaza de una quiebra inminente llama a las puertas de su sector bancario, que se encuentra seco tras la retirada masiva de depósitos en los últimos días. El de ayer pudo haber sido el último intento a la desesperada de Atenas para evitar el colapso. O llega a un acuerdo con sus socios o se vería abocada a imponer un corralito.

Pero los socios europeos trasladaron al dirigente griego un mensaje claro y uniforme: las reformas no son negociables. Si Grecia quiere abrir el grifo de financiación europea a sus bancos debe seguir la hoja de ruta impuesta por el Eurogrupo y avanzar en las negociaciones con los acreedores. La canciller alemana, Angela Merkel, se encargó de enfriar las expectativas de Atenas antes de la cumbre. «No habrá decisiones ni un punto de inflexión en la reunión. Es un tema para el Eurogrupo», advirtió.

El presidente del Consejo, Donald Tusk, hizo de anfitrión a petición de Tsipras, quien exigió aforo limitado. La canciller alemana Angela Merkel, el presidente francés François Hollande, el presidente de la Comisión Europea Jean Claude Juncker, la máxima autoridad del Banco Central Europeo Mario Draghi, y el presidente del Eurogrupo Jeroen Dijsselbloem, se sentaron a la mesa. Entre el hastío y la desconfianza, el renovado eje francoalemán sacó músculo y pidió a Tsipras que se ciña a lo acordado el pasado 20 de febrero en la reunión de ministros del euro: «Grecia debe dar muestras de que adoptará las reformas acordadas», exigió Hollande blandiendo el mismo discurso germano que adoptó justo después de saber que Bruselas le daría dos años más a su país para cumplir con los compromisos fiscales.

La tensión dominó un encuentro precedido por la polémica. El Ejecutivo heleno había puesto a prueba la paciencia de sus socios el miércoles al dar luz verde a un paquete de ayuda humanitaria sin consultar a Bruselas, con la que había acordado no adoptar medidas unilaterales mientras durasen las negociaciones. Fuera de la minicumbre se escucharon las voces enfadadas de algunos líderes que quedaron excluidos de la reunión.

Bélgica, Luxemburgo y Holanda manifestaron a Tusk su indignación por las formas empleadas. «Bélgica es un miembro activo del Eurogrupo y necesitamos ser parte de las decisiones. No he dado un mandato ni a Francia ni a Alemania para que negocien en nombre de mi país. Es inaceptable», declaró «furioso» el primer ministro belga, Charles Michel. El presidente del Consejo no tardó en justificar las ausencias al asegurar que propuso una reunión entre los 19 miembros de la eurozona, pero la iniciativa no tuvo buena acogida.

Otros líderes no tuvieron reparos en ceder a Berlín la batuta, seguros de que Merkel no aflojaría la soga a Tsipras. «Es una cuestión de confianza y yo confío en Alemania y Francia», aseguró el primer ministro finlandés, Alexander Stubb. Mariano Rajoy trató de restar importancia a la reunión a la que tampoco fue invitado. «Lo determinante es lo que diga el Eurogrupo, que es donde se toman las decisiones por unanimidad».

Una pareja asombra a los griegos

Una pareja de turistas alemanes que visitaba Grecia desembolsó 875 euros por lo que consideran que correspondería a su parte de las reparaciones de guerra que Atenas exige a Alemania por la ocupación nazi. Un gesto simbólico que materializaron tras mantener una reunión con el alcalde de la ciudad de Nafplio. La cantidad, que calcularon dividiendo lo que estimaron como el total de la deuda alemana entre 80 millones de ciudadanos, se destinó a una organización social del municipio denominada Portal de la Cultura. «Estamos avergonzados por la arrogancia que ha mostrado nuestro Gobierno y algunos de nuestros compatriotas», manifestaron. La prensa griega les dio tratamiento de héroes.