Las fuerzas iraquíes, bajo el mando de Irán, a punto de conquistar Tikrit

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

THAIER AL-SUDANI | REUTERS

Un general iraní es el cerebro de la ofensiva y el impulsor de las milicias chiíes

12 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El 15 de marzo del 2011, los sirios se rebelaron contra 40 años de tiranía de los Asad. Cuando están a punto de cumplirse cuatro años, nada queda de aquello. La guerra civil, en que derivó la insurrección, fue el caldo de cultivo para la aparición del Estado Islámico (EI), patrocinado en sus inicios por países árabes suníes en su lucha contra el régimen chií de Siria y su aliado Irán. En el comienzo del quinto año de guerra, la coalición liderada por EE.UU. (con apoyo árabe) y también Irán intentan acabar con el califato islámico instaurado en un territorio equivalente a Gran Bretaña.

Después de la toma de Kobani, Tikrit está a punto de ser arrebatada al EI. Las fuerzas iraquíes entraron ayer en la ciudad natal de Sadam Huseín, diez días después del inicio de una ofensiva bajo el mando del general Qasem Soleimani, comandante de Al Quds, la unidad de élite de los Guardianes de la Revolución de Irán. Él es el cerebro de la operación y el que ha entrenado y armado a 20.000 milicianos chiíes.

Tikrit será un punto de inflexión estratégico ya no solo por ser el trampolín de la ofensiva para recuperar Mosul, sino también para ver hacia dónde va la influencia de Irán en Irak. La ofensiva ha dejado al descubierto la cooperación entre Washington y Teherán, para disgusto de los reinos suníes del Golfo e Israel por el acercamiento de EE.UU. a Irán ante un enemigo común y en medio de las negociaciones del acuerdo nuclear.

El jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., el general Martin Dempsey, dio por hecha la reconquistarán Tikrit y considera positiva la colaboración de los iraníes. Soldados y milicianos a bordo de vehículos Humvee ondeaban banderas iraquíes celebrando la conquista de dos barrios del norte (como Al Alam) y el hospital militar. Pero el avance hacia el centro se ralentizó y el corresponsal de Al Yazira daba cuenta de la dureza de la batalla en el barrio de Qadisiya con combates «calle por calle». El avance ha avivado las tensiones sectarias y han saltado las primeras denuncias de represalias de los chiíes contra los suníes en Albu Oyeil.

Los hombres del califa Abu Bakr al Bagdadí respondieron al avance lanzando siete ataques con coches bomba en Ramadi, en la provincia de Anbar, dejando diez muertos. Al otro lado de la frontera, en Siria, el EI lanzó una ofensiva para intentar conquistar la ciudad kurda de Ras al Ain y abrir así un corredor hacia Irak.

Una generación de verdugos y mártires yihadistas

La propaganda es una de las armas más importantes del Estado Islámico. Son expertos en la escenografía, la técnica y la innovación para extender la barbarie por la redes sociales. Su última novedad es presentar a un niño como verdugo. Charlie Winter, del think tank Quilliam Foundation, advierte que la radicalización de menores está creando «toda una generación que no conocerá nada más que la ideología del EI».

En su último vídeo, un niño de 10 años mata de un tiro en la cabeza a Muhamad Said Ismail Musallam, un palestino de Jerusalén de 19 años, acusado de ser un espía del Mosad. La familia del ejecutado negó ayer vehementemente que fuera un infiltrado del servicio secreto israelí. «No tiene ningún sentido», dijo su hermano, Ahmed. Aseguró que fue ejecutado porque intentó huir tras ser captado para la yihad con «falsas promesas».

Los servicios secretos franceses señalan que el niño y al adulto que aparece en el vídeo son ciudadanos galos. Además tratan de determinar si el hombre es hermanastro de Mohamed Merah, autor de un atentado contra un colegio judío en el 2012. Identificado por los medios como Sabri Essid, lee la sentencia a muerte en un francés con acento de Toulouse, de donde era Merah.

También es de origen francés Abu Bakr al Faransi, de 13 años, el más joven combatiente del EI muerto en acción. Según David Thomson, periodista francés autor de Los yihadistas franceses, el niño de cara angelical murió hace dos meses. Fue abatido por las fuerzas de Bachar al Asad cuando defendía un puesto en la línea del frente de la ciudad de Homs. Procedente de Ampère, un conflictivo barrio de Estrasburgo, había llegado a Siria en agosto del 2014 con sus padres y sus hermanas en una caravana para recuperar el cuerpo de un hermano mayor muerto en los combates cuatro meses después de su llegada. Otro hermano habría muerto en octubre.