«Soy un cruzado contra los yihadistas»

Jonathan KROHN AL QOSH / AFP

INTERNACIONAL

Voluntarios occidentales forman una milicia cristiana en Irak

25 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Con su piercing en el labio y su ropa de camuflaje, Brett no pasa desapercibido en la ciudad cristiana iraquí de Al Qosh. Este estadounidense de 28 años sirvió en el Ejército de su país entre el 2006 y el 2007 en Irak y ahora ha vuelto para apoyar a una milicia cristiana. Compuesta por un centenar de hombres, la milicia Dwekh Nawsha (futuro mártir, en arameo local) se propone combatir a los extremistas del Estado Islámico.

Brett encarna un movimiento de occidentales que lo han dejado todo para defender a los asirios. Lleva una ametralladora tatuada en el brazo izquierdo y a Jesús con una corona de espinas en el derecho. «El terrorista de los unos y el combatiente de la libertad de los otros», se define. «Un cruzado», bromea. «Aquí luchamos para que la gente pueda vivir en paz y las campanas de las iglesias sigan tocando», explica. Ningún yihadista llegó a entrar en Al Qosh, pero la población huyó despavorida al Kurdistán al enterarse de que el EI se había apoderado de aldeas cercanas.

Una legión extranjera

Brett afirma que uno de los objetivos es la creación de una legión extranjera en Irak. Gracias a sus dotes de reclutador, ya ha convencido a otros cinco voluntarios de EE.UU., el Reino Unido y Canadá. Según él, todos tienen experiencia en el Ejército o en compañías militares privadas. Y asegura disponer de otros 20 candidatos en lista de espera.

El primer recluta de Brett es Louis Park, que dejó los marines en diciembre. «No me acostumbré bien a la vida en tiempos de paz», explica mascando tabaco. «Quería volver». Después de haber servido en Afganistán, Louis fue diagnosticado con trastorno por estrés postraumático «y otras cosas» que le impidieron volver a combatir en el Ejército. «Soy muy patriota», explica. «Si mi gobierno no quiere combatir, lo haré yo».

Dwekh Nawsha también atrae a los defraudados con otras milicias, como la kurda YPG, por ser unos «izquierdistas». Jordan Matson, un veterano originario de Wisconsin, y toda una estrella entre los combatientes extranjeros del YPG, replica que algunos voluntarios «perdieron la sangre fría» en los combates de Kobani. «La mayoría de estos cowboys de Internet -dice- acaban dándose cuenta de que esto no es un despliegue militar normal».