La guerra se extiende en Ucrania mientras se negocia la paz en Minsk

Redacción / la Voz

INTERNACIONAL

TATYANA ZENKOVICH / POOL | EFE

El presidente Poroshenko advierte que si fracasa el diálogo declarará la ley marcial

12 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Vladimir Putin tenía ayer en sus manos frenar o acelerar la guerra en Ucrania. El presidente ruso fue el último en aterrizar en Minsk, donde ya estaban François Hollande, Angela Merkel (llegaron juntos en el mismo avión), y su par ucraniano, Petro Poroshenko. La cumbre de la «última oportunidad» comenzó con dos horas de retraso, a las nueve de la noche local, con los cuatro líderes reunidos ante una mesa redonda. Paralelamente, tenía lugar una reunión de los ministros de Exteriores y otra del Grupo de Contacto. Anoche, las partes trataban de convencer a los separatistas de aceptar un alto el fuego y el trazado de la línea de frente.

Las expectativas de éxito eran, a priori, escasas. Durante la mañana hubo incluso dudas sobre si iba tener lugar la cumbre, ante la resistencia de Putin a confirmar su asistencia. Al final, el Kremlin informó que el presidente tomaría parte en «las negociaciones del formato de Normandía», como le gusta denominarlas.

En las horas previas a la cita, Moscú derrochaba optimismo sobre el resultado de la cumbre, al tiempo que advertía a EE.UU. sobre el envío de armas a Ucrania. «Los expertos están trabajando, hay un notable progreso», señalaba su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov.

El bloque occidental mostraba prudencia. Berlín advertía de que la cita en Minsk «es un rayo de esperanza, pero nada más». «Las posibilidades de éxito son inciertas», señalaba el portavoz Steffen Seibert. Desde el palacio del Elíseo se insistía en que se irá «hasta el final» para encontrar una salida a la crisis, y en Bruselas, la jefa de la diplomacia de la UE, Federica Mogherini, declaraba a la AFP que la cumbre será «un momento decisivo, para lo mejor o para lo peor».

Antes de viajar a Minsk, Poroshenko advirtió que declarará la ley marcial si fracasan las negociaciones. «Por desgracia, tenemos que estar preparados para la paz y para defender el país», dijo. A su llegada a Bielorrusia, alertaba de que el conflicto «estará fuera de control» si no se acuerda un alto el fuego.

Más víctimas civiles

Los combates continuaron extendiéndose ayer por las regiones de Donetsk y Lugansk, con un saldo de 50 muertos en 24 horas, entre civiles, soldados y rebeldes. «Proucranianos o separatistas, me da igual, lo único que quiero es que haya de nuevo paz», afirmaba a AFP Irina, una doctora del hospital de Dokuchaivsk, agotada por meses de bombardeos. A última hora de la tarde un obús impactó en el hospital número 20 de Donetsk, provocando un incendio y matando a un hombre que pasaba frente al centro. Otros cinco civiles habían muerto por la mañana en esa ciudad por un obús que estalló en una estación de autobuses.

Los líderes reunidos en Minsk planeaban anoche presentar un comunicado conjunto, en el que según la agencia Reuters, se reflejará a la soberanía de Ucrania. Nada se sabía de los temas espinosos: el control sobre la frontera con Rusia, la descentralización de las regiones del este, el trazado de la línea de separación y la supervisión del alto el fuego. Los rebeldes piden que está ultima misión esté en manos de cascos azules, preferiblemente de países exsoviéticos, algo inadmisible para Kiev.

En medio de la cumbre, el general Frederick Hodges, jefe de las fuerzas de EE.UU. en Europa, dijo que se propone entrenar en marzo a tres batallones ucranianos.

La guerra híbrida de Moscú

El Instituto Internacional para Estudios Estratégicos (IISS) advierte de la peligrosa estrategia de Rusia en Ucrania: una «guerra limitada por objetivos limitados». La mayoría de los ejércitos no están preparados para este tipo de guerra híbrida, según el IISS. Tanto EE.UU. como Europa continuaron desinflando sus presupuestos de defensa el último año. En contraste, el presupuesto de Rusia pasará de 2,1 billones de rublos (27.900 millones de euros) en el 2013 a 3,29 billones de rublos este año. John Chipman, presidente del IISS, señaló que los objetivos de Rusia y Ucrania «son incompatibles». Poroshenko se propone garantizar que Kiev «controle por completo el este de Ucrania», Putin quiere una Ucrania «fracturada e incapaz de huir de la órbita rusa para acercarse a Europa».