Grecia renuncia a la quita y plantea canjear la deuda por bonos

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Atenas propone ligar la devolución de los préstamos al crecimiento de su economía

04 feb 2015 . Actualizado a las 08:11 h.

Las negociaciones duras aún no han comenzado para Grecia pero el Gobierno de Alexis Tsipras se ha adelantado a sus socios de la Unión Europea para evitar descalabros en vista del enrocamiento de Alemania. La temida quita de deuda que tanto pavor despierta en Berlín se convertirá en un plan de reestructuración que esquivará las pérdidas de sus acreedores. Al menos eso es lo que propone el ministro de Finanzas heleno, Yanis Varufakis, quien adelantó a Financial Times su estrategia. Se trata ni más ni menos que de un juego de malabares y eufemismos. En lugar de hablar de quita, Varufakis propone convertir los préstamos del Banco Central Europeo (BCE), que ascienden a 25.000 millones de euros, en bonos perpetuos sin límite de vencimiento. El portavoz del Gobierno heleno, Gabriil Sakellaridis, menos habilidoso con los dobles sentidos, negaba ayer que hubiese «un cambio de planes».

¿Qué hacer con el resto de la deuda que alcanza ya los 315.000 millones de euros? El Gobierno de Syriza quiere persuadir a sus socios europeos con lo que ellos llaman «bonos indexados al crecimiento». Atenas devolverá los fondos en función de lo que crezca su economía. De esta forma Varufakis obligaría a la UE a apostar por la inversión y el crecimiento si quieren ver un euro de lo que adeuda el país. «Ayúdennos a reformar nuestro país, pero con espacio fiscal para hacerlo», pedía ayer el titular de Finanzas griego. Para conseguir ese ansiado crecimiento, Atenas se compromete a mantener el superávit presupuestario y una agenda de reformas encaminada a la lucha contra la evasión fiscal para aumentar los ingresos.

La propuesta recuerda a la del secretario del Tesoro de EE.UU., Nicholas Brady, para aliviar la deuda de los países latinoamericanos en los años ochenta. El llamado plan Brady, que proponía dar un margen de maniobra a los Estados aligerando la carga para que pudiesen hacer frente a su devolución. El plan de Varufakis despertó ayer la euforia y el optimismo de los mercados que dieron un impulso del 11 % a la bolsa de Atenas.

Cita en Bruselas y Berlín

Por el camino se quedó Berlín que parece no querer entender las señales de cambio que le llegan. Absorta en sus cálculos políticos, Ángela Merkel pidió a Tsipras que defina su posición antes de entablar negociaciones, aunque reconoció «que lleva pocos días en el cargo». Tiempo es lo que le falta a Tsipras.

Hoy le dará la bienvenida a Bruselas el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker. Mientras, Varufakis va tejiendo la parte técnica del plan. Hoy se reúne en Fráncfort con el presidente del BCE, Mario Draghi, figura clave que tiene en sus manos el futuro inmediato de Grecia. Sin su liquidez no podrá sobrevivir mucho tiempo. La prórroga de su segundo rescate expira este mes. Mañana lo hará en Berlín con su homólogo alemán, Wolfgang Schäuble. Todo indica que Tsipras y Merkel se verán las caras el día 12 en la cumbre europea, justo un día después de que se reúna el Eurogrupo con el dosier de Varufakis bajo el brazo.