Erasmus gallegos ante el drama griego

La Voz MARILUZ FERREIRO

INTERNACIONAL

Mariluz ferreiro

«A xente está moi tocada» dicen jóvenes de Galicia que estudian en Atenas

26 ene 2015 . Actualizado a las 07:59 h.

Tienen veinte años. Son gallegas. Y una beca Erasmus les ha permitido ser testigos directos de la crisis griega. Viven en Atenas desde septiembre y el drama no les es ajeno: «A xente está moi tocada». Cuentan que en el supermercado «practicamente todo é máis caro que en España, prezos moi altos tendo en conta os problemas que teñen aquí». Explican que es imposible encontrar un cartón de leche a menos de un euro. Y ni siquiera recuerdan el precio de una barra de pan. Demasiado cara para comprarla.

Alquilar un piso es más barato que en Madrid: «Máis ou menos coma Santiago, aínda que cos Erasmus tiran para arriba». «En moitos usan palés a modo de somier», apunta Vanesa Vence Areán. Es de Santiago y estudia Comunicación Audiovisual. Vive en Victoria, cerca de Omonia, con Sofía García Álvarez, estudiante de Publicidade e Relacións Públicas. «Dinnos que nos andemos con ollo por esta zona, pero non tivemos ningún problema», apunta Sofía. Nuria García Guillín estudia Xornalismo y sonríe cuando comenta que ella está en el barrio de Exarquia, el bastión anarquista de Atenas al que la policía solo accede para cargar durante los disturbios. Nuria enseña un vídeo grabado desde su casa en el que antidisturbios entran a la carrera por la calle. Después se escuchan disparos. «En decembro conmemoran a morte de Alexandros e sempre hai festa con gas e todo». Alexandros era un adolescente al que mató de dos disparos un policía. Su muerte incendió la capital y prende la mecha cada año.

La tensión también se disparó por el caso de Nikos Romanos, joven detenido por atracar un banco que comenzó una huelga de hambre porque no lo dejaban continuar sus estudios. «Os profesores recomendábannos que non foramos á clase», dicen.

Las tres destacan que cuando llegaron a Atenas les chocó el despliegue policial: «Pensas que está pasando algo grave, pero é o habitual». Cuentan que facultades como la de Derecho o la Politécnica suelen estar ocupadas por alumnos con diferentes reivindicaciones. Y reconocen que algunos edificios están en condiciones lamentables: «Dereito é un caos. Filosofía tamén. Ata hai paxaros mortos dentro, pero limparon estes días porque son colexios electorais».

Hay más indicios visibles de la crisis. Antes de venir a Atenas nunca habían visto a drogadictos pinchándose a pleno día sin pudor, sin esconderse. En esta situación, critican que los Erasmus coman y cenen gratis en Grecia. Los alumnos griegos dependen de la renta familiar. «A min non me colle na cabeza», asegura Vanesa. Sofía y Nuria coinciden: «Sería máis xusto que nós pagaramos».

Elecciones y deuda

Sofía espera que Syriza logre mayoría absoluta: «Espero que vaian para mellor, porque de verdade necesitan un cambio radical». Nuria discrepa: «A maioría absoluta non vai ben con ningún partido, sexa quen sexa. E menos cos extremos que hai aquí, que atopas tanto anarquistas coma neonazis». Sofía dice que los neonazis «deberían ir para a casiña, porque non pintan nada no Parlamento». Nuria cree que aunque desaparezca Amanecer Dorado sus votantes seguirán ahí. Vanesa recuerda el vídeo viral de una jubilada que llamó a un programa de televisión para «cantar as corenta a todos os políticos que estaban alí» y defiende que esa debería ser la actitud.

Sobre la relación de Grecia y la UE, Nuria señala que si no hay acuerdo «os gregos non van ter cartos». Vanesa sostiene que Grecia no puede romper del todo. Sofía cree que no hay una integración real. «Debería notarse máis que están na UE. A primeira vez que colles un tren chama a atención o mal que está». Para ellas los trenes húngaros parecen alemanes al lado de los griegos.

Imposible no hablar de la deuda. «Non a dan pagado, imposible», dice Vanesa. Sofía, al igual que ella, está a favor de una auditoría que determine la deuda ilegítima. Nuria es más escéptica y deja la pelota en el tejado de España: «A ver como pagamos nós».

En la calle perciben que los griegos están muy dolidos con los alemanes. «A miña compañeira de piso é alemana, e se imos ao mercado e nos preguntan de onde somos din: 'España, ben. Alemaña... Merkel'».