Lilian Lepère, el rehén de los terroristas en la imprenta: «Pasé ocho horas debajo de un fregadero»

La Voz REDACCIÓN

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France 2

El diseñador gráfico de 26 años permaneció escondido en un mueble en posición fetal sin ser detectado por los hermanos Kouachi

13 ene 2015 . Actualizado a las 13:11 h.

«Fue como de película». Así define su experiencia Lilian Lepère, el rehén al que los hermanos Kouachi no detectaron en la imprenta Dammartin-en-Goële donde se atrincheraron durante la jornada del viernes. El joven grafista de 26 años acudió a la televisión gala France 2 para contar como vivió aquellas ocho horas en las que estuvo en posición fetal en el mueble de debajo de un fregadero sin ser detectado por los dos terroristas que el jueves masacraron la sede del semanario Charlie Hebdo.

Muy emocionado y agradecido a su jefe, Michel Catalano, Lilian Lepère explicó durante la entrevista que él le dio el tiempo suficiente para esconderse ya que le llamó para advertirle de que llegaban dos hombres armados con Kalashnikov. Aunque asegura que al principio no le creyó, «me dio los segundos necesarios. Si me llegan a coger las cosas hubieran sido diferente», aseguró el grafista que vio como su superior iba al encuentro con los terroristas al volver a la entrada, curarles una herida y ofrecerles café.

Después se quedó solo con los hermanos Kouachi, ya que dejaron ir a Michel Catalano. «Me metí en un armario de dos puertas, como el cualquiera puede tener en casa. Tuve suerte de que no teníamos productos de limpieza dentro, lo que me permitió acurrucarme. No era muy grande, debía de ser de en 70 centímetros por 80 y aproximadamente 50 centímetros de profundidad. No podía hacer ningún movimiento porque por un lado tenía la puerta y por el otro la pared. Estuve ahí ocho horas», afirmó el joven. Y así estuvo durante las ocho horas que los hermanos Kouachi estuvieron en la imprenta.

Lilian Lepère, también explicó en France 2 que uno de los terroristas llegó a estar a escasos centímetros de él ya que uno se acercó al lavabo donde él se encontraba, abrió el armario de al lado e incluso abrió el grifo que tenía encima. «Escuche el agua fluyendo por encima de mi cabeza, porque la tenía apoyada contra él, y vi una sombra a través del hueco de la puerta. Y como el tubo perdía, me empezó a caer agua encima», aseguró el grafista. Poco más vio, aunque los escucho hablar y pasar por donde él estaba sin llegar a descubrirlo.

Aunque reconoció que estaba muerto de miedo, Lilian Lepère fue capaz de ponerse en contacto con la policía a través del teléfono móvil, que fue un arma de doble filo para él. A pesar de que lo tenía en vibración, el terminal no dejaba de emitir ruidos de las llamadas y mensajes de sus familiares y amigos. Por esta razón, el joven no se atrevió a sacarlos hasta el final de la mañana. «Mi cuñado me contestó que estaba con la policía», y a partir de ese momento, se empezó a comunicar con la policía. «Seguí sus instrucciones. En el momento del asalto al escuchar las detonaciones sentí una gran liberación porque tenía mucho dolor en las piernas, la espalda, las nalgas... en todas partes», recordó el joven, cuyas palabras desde dentro de la imprenta le sirvieron a las fuerzas de seguridad para entrar en el edificio.