Las mafias de la inmigración ganan hasta cinco millones de dólares por travesía

Redacción / La Voz

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Una de las 54 mujeres sirias que viajaban en el carguero, a su llegada a puerto
Una de las 54 mujeres sirias que viajaban en el carguero, a su llegada a puerto ALFONSO DI VINCENZO / AFP< / span>

Los viajeros de los buques fantasma pagan entre 4.000 y 6.000 euros

04 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los 360 inmigrantes sirios que viajaban a bordo del carguero fantasma Ezadeen, abandonados a su suerte en medio del mar tras pagar entre 4.000 y 8.000 euros a las mafias que controlan la entrada ilegal de personas en Europa, tocaron ayer tierra en el puerto de Corigliano, en Calabria, auxiliados por la Marina italiana. En el buque, de 73 metros de eslora, sin gobierno, tripulación ni electricidad, viajaban 232 hombres, 54 mujeres y 74 menores (ocho de ellos, solos), todos en buen estado de salud o con hipotermias leves. Según el relato de los inmigrantes, el carguero partió el 31 de diciembre de las costas turcas y, mientras permanecieron a bordo, los tripulantes llevaron en todo momento el rostro cubierto.

El Ezadeen, construido en 1966 para el transporte de ganado, es el segundo buque fantasma que aparece a la deriva en el Mediterráneo con cientos de emigrantes a bordo en los últimos cuatro días, lo que ha disparado la alarma sobre el nuevo método empleado por las mafias. «En los cargueros pueden viajar más personas y, aunque deberían ser más seguros que los barcos pequeños, son viejos, sin equipación electrónica ni radar, lo que aumenta el riesgo de tragedia», explicó Carlota Sami, portavoz de Acnur, al diario La Repubblica.

Beneficios multimillonarios

Los traficantes compran viejos cargueros por 100.000 o 150.000 dólares y los llenan de inmigrantes, normalmente sirios que huyen de la guerra civil y están dispuestos a pagar hasta 6.000 dólares por viajar a Europa. Cada travesía puede reportarles ganancias de cinco millones de dólares, «así que no se lo piensan dos veces -afirma Giovanni Pettorino, almirante de la guardia costera italiana- para abandonar el barco».

El modus operandi parece idéntico en todos los casos. Los traficantes fletan el barco y, una vez en el mar, cuando el buque está cerca de la costa, es abandonado por la tripulación, lo que obliga a las autoridades marítimas a hacerse cargo del buque y remolcarlo a tierra para evitar una tragedia.