Giorgio Napolitano, de 89 años, ha sido el garante de la estabilidad política en el país trasalpino desde el 2006
01 ene 2015 . Actualizado a las 09:16 h.El presidente de la República de Italia, Giorgio Napolitano, anunció ayer en su mensaje de fin de año que renunciará al cargo «próximamente» debido a «las limitaciones y las dificultades» derivadas de su edad, 89 años.
«Estoy a punto de renunciar a mis funciones presentando mi dimisión, posibilidad prevista en la Constitución. Deseo deciros que la razón de mi decisión son las crecientes limitaciones y las dificultades en el ejercicio de mis funciones institucionales», dijo sin precisar la fecha en la que cumplirá su decisión.
El anuncio se produjo durante el mensaje que el jefe del Estado italiano ofrece al país durante el último día del año.
«He comprendido que la edad que he alcanzado conlleva limitaciones y dificultades para el desempeño del complejo papel internacional confiado al jefe del Estado», añadió.
Su dimisión ya fue adelantada hace algunas semanas, cuando calificó su renuncia de «inminente» y todo apunta a que se hará efectiva a partir del 13 de enero, cuando Italia deje la presidencia de turno de la Unión Europea.
Napolitano de apellido y de nacimiento (1925), fue designado por el Parlamento para ocupar el puesto de presidente de la República en el año 2006.
Su mandato, de siete años, concluyó en 2013, pero rápidamente fue reelegido ya que el Parlamento, muy fragmentado, era incapaz de elegir a un sucesor.
Finalmente aceptó a regañadientes continuar en el cargo, aunque advirtiendo que bajo ningún concepto finalizaría este segundo periodo al frente de la más alta institución del Estado.
«Italianos indignos»
Durante su discurso de este jueves llamó a las fuerzas políticas del país a «prepararse» para elegir de forma «serena» a su sucesor.
Napolitano quiso así dirigirse también a su sucesor y animó a las diversas formaciones a encarar el problema del desempleo juvenil, recuperar la confianza y la cohesión en el país transalpino y combatir la corrupción, derivada de quienes tildó de «italianos indignos».
Asimismo volvió a defender el ambicioso programa de reformas impulsado por el primer ministro Matteo Renzi y pidió superar cualquier «parón» en su implementación.
«El proceso de reformas tiene que ser llevado a su plena conclusión sin demora. No es necesario que repita las razones de la importancia de la reforma del Parlamento y, en primer lugar, la supresión del bicameralismo perfecto», señaló en alusión a la modificación del Senado planteada por Renzi.
Napolitano ha sido el encargado de nombrar los tres últimos Gobiernos de Italia sin que estos emanaran directamente de las urnas: el tecnócrata de Mario Monti, con la aquiescencia de Bruselas; el de Enrico Letta y el de su correligionario Renzi.
Tras las palabras del presidente, una de las primeras reacciones provino de Renzi, quien encomió la labor del presidente casi nonagenario mediante un mensaje en su perfil de la red social Twitter.
#graciasgiorgio
«Nueve años de servicio, autoridad, responsabilidad. Un presidente a quien solo puedo decir #graciasgiorgio», publicó.
Napolitano entró en política nada más licenciarse en Derecho en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, un contexto histórico en el que tomó partido llevando a cabo una serie de acciones contra los nazis presentes en Italia.
Se integró en el Partido Comunista de Italia pero en el congreso de Rimini de 1991, que derivaría en un cisma dentro del partido, optó por integrarse en el Partido Demócrata de la Izquierda, el ala más moderada y socialdemócrata.
Durante su extensa vida política ha sido eurodiputado en varias ocasiones, presidente de la Cámara de los Diputados, ministro del Interior en el primer Gobierno de Romano Prodi (1996-1998) y senador vitalicio.