Los republicanos castigan a Obama sin dinero para aplicar su ley de emigración

Victoria Toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

El líder republicano, John Boehner, tras cerrar el acuerdo presupuestario.
El líder republicano, John Boehner, tras cerrar el acuerdo presupuestario. Jonathan Ernst< / span> Reuters< / span>

Dura batalla para aprobar el presupuesto de Estados Unidos

13 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos horas antes de expirar el plazo a la medianoche del jueves, la Cámara de Representantes aprobó la ley del presupuesto por un estrecho margen: 219 votos a favor y 206 en contra. Cuando a principios de semana los líderes de ambos partidos presentaron una ley que habían consensuado, todo parecía ir sobre ruedas. Pero cuando los legisladores leyeron la letra pequeña, las cosas se torcieron.

Esa ley de presupuesto dota a los organismos gubernamentales de presupuesto hasta septiembre del 2015 excepto a la agencia de Seguridad Nacional, el organismo encargado de la inmigración. A esta oficina solo le otorga fondos hasta el 27 de febrero. La medida ha sido impuesta por los republicanos para dificultar la aplicación de la orden ejecutiva sobre inmigración aprobada por Obama.

La ley del presupuesto también introduce una relajación considerable de las medidas de control para supervisar las operaciones financieras de riesgo de las grandes compañías de Wall Street, así como una rebaja considerable en el presupuesto de la oficina de protección ambiental. Esas tres enmiendas han provocado una reacción feroz. Y sorprendente.

Los que se oponen a la enmienda que deja sin fondos a la agencia de Seguridad Nacional no son los demócratas, como podría suponerse, sino los republicanos del Tea Party, que creen que la medida es insuficiente y que lo que debería haber hecho su partido es negarse a aprobar la ley y dejar al Gobierno, otra vez, sin fondos para funcionar. Pero también muchos demócratas se oponen a la rebaja del control sobre Wall Street. La Casa Blanca hizo público que no estaba de acuerdo con esa medida pero que, a pesar de ello, sí apoyaba el presupuesto pues consideraba inaceptable que se produjera un nuevo cierre del Gobierno.

Un recuento de votos a favor de esa aprobación el jueves por la mañana dejó claro que el presupuesto no iba a salir. Así que la maquinaria de Washington se puso en marcha. Los teléfonos echaron humo y Obama envió al Congreso por la tarde a su jefe de gabinete para que consiguiera algunos votos demócratas que se sumaran a los republicanos para, así, poder aprobar la ley. A pesar de que la revolución demócrata la encabezaba la Cámara de Representantes la líder de la minoría, Nancy Pelosi, al final el presupuesto salió adelante. Con un añadido que extendía durante 48 horas la financiación gubernamental para dar así tiempo a que se aprobara posteriormente en el Senado.