La mujer de Mujica: «Hace poco le decía a Pepe, 'Vos le has complicado la vida a cualquiera que gane las elecciones'»

Rodrigo García EFE

INTERNACIONAL

Lucía Topolansky acostumbra a empezar el día junto a su marido tomando mate mientras escuchan el informativo agropecuario y las noticias del día

09 dic 2014 . Actualizado a las 20:08 h.

Cuando están a punto de cumplirse cinco años de la toma de posesión de José Mujica como presidente de Uruguay, su esposa, la senadora Lucía Topolansky, no puede reprimir las lágrimas al recordar el momento en el que un presidente «con cara de gente» iniciaba un mandato tan «peculiar» que ha dejado «marca».

«Pepe llama la atención por algo que debería ser natural en un gobernante, que es la austeridad y vivir como se piensa. Debería ser la norma», dice convencida quien por unos días es la primera mujer en la historia que gobierna Uruguay al ocupar la Presidencia en ejercicio por ausencia de Mujica y del vicepresidente Danilo Astori, ambos en sendos viajes institucionales fuera de Uruguay.

Por cuarta vez en esta legislatura (2010-2015), Topolansky asume el cargo «simbólico» de mandataria al estar en la tercera línea de poder por su cargo como parlamentaria más votada de la fuerza política predominante en el Senado, el oficialista bloque de izquierdas Frente Amplio (FA).

La veterana política recibe a Efe en la popular chacra o granja de Montevideo en la que vive con su esposo y su perra Manuela, lugar junto al cual planean abrir una escuela agropecuaria para formar a 60 jóvenes cuando Mujica deje la Presidencia, en marzo del 2015. «Estamos contentos porque no tenemos hijos y este lugar donde estamos lo construimos con mucho trabajo y nos gusta que quede para el barrio y la educación», afirma, segura de una idea, esta montevideana de 70 años: «que el día que no estamos se nos recuerde como unos viejos locos que dejaron una escuela».

Mañana será el día en el que el otro «viejo loco» retorne de México, tras realizar un viaje de ocho días por América Latina que comenzó en Venezuela y siguió por Ecuador y México, para participar en la Cumbre de Unasur y en la Cumbre Iberoamericana. En esta ausencia, Topolansky no titubea al reconocer haber echado de menos a un hombre que conoció hace más de 40 años, cuando ambos militaban como guerrilleros en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLNT). «Es lindo llegar a la casa y tener alguien con quien conversar. Porque lo peor es la soledad», asume la senadora, quien acostumbra a comenzar el día junto al Presidente tomando mate mientras escuchan el informativo agropecuario y las noticias del día.

También les gusta caminar a diario, ir a un boliche como cuando eran jóvenes y salir «a escuchar tango», aunque no lo bailan porque tanto marido como mujer son, según cuenta, «como una escoba». La carne, el mar, las tradiciones gauchas y el fútbol, emblemas de Uruguay, son las cosas que hacen disfrutar «al Pepe», pero es la tierra por la que tiene «especial afecto», en la que empezó a trabajar desde pequeño.

«De acá no nos pensamos ir. Ya le digo a Pepe, si yo me muero antes que vos me quemas y me tiras abajo de ese roble, que quiero estar en la tierra», agrega Topolansky, sentada en el jardín de una casa que cuenta como seguridad con dos policías que son «casi una cosa formal, porque no se precisa más». Al respecto, «el problema es que hay quien cree que entre el gobernante y el gobernado tiene que haber una distancia y un misterio y nosotros creemos todos lo contrario, que cuanto más cerca estén, de mejor calidad va a ser la democracia», señala.

En la granja donde viven, en un barrio que genera buena parte de las verduras y frutas que llegan a Montevideo, recalaron para «poder vivir y trabajar la tierra» en 1986, pocos meses después de salir en libertad tras más de una década presos por su condición de guerrilleros. Por eso Topolansky recuerda emocionada cómo en el 2009 resultaba «algo impensable» que Mujica, un antiguo miembro del MLN, pudiera llegar a ser candidato a dirigir el país. «El día de la victoria dijo una cosa muy emotiva y cortita: Gracias Pueblo», rememora entre lágrimas.

Parafraseando palabras del fraile brasileño Frei Betto, la senadora añade que «ahora en Latinoamérica se eligen presidentes con cara de gente», como su esposo y otros gobernantes de la región que en su opinión forman parte de un nuevo tipo de perfil político. Popular, campechano, informal y conocido en todo el mundo como «el presidente pobre», José «Pepe» Mujica, que a su llegada al poder renunció a gran parte de su sueldo, destaca por su sencillez y estilo de vida austero.

«Hace unos meses le decía a Pepe, cuando empezó el proceso electoral... Vos le has complicado la vida a cualquiera que gane las elecciones. Porque una presidencia tan peculiar deja una marca», destaca entre risas la persona que mejor le conoce, quien se enorgullece por que Uruguay haya tenido recientemente «la inteligencia» de hacer una «transición política ordenada».

El próximo marzo, Mujica, que no puede optar a la reelección por prohibición constitucional, cederá el mando al ya Presidente electo Tabaré Vázquez, de su mismo bloque de izquierdas FA y quien ya fue alto mandatario entre el 2005 y el 2010.

Topolansky volverá a ser senadora en el nuevo Parlamento, pero esta vez será Mujica quien ocupe el escaño de primer senador de la lista del Movimiento de Participación Popular (MPP), la más votada del FA. Sin embargo, él no podrá ocupar la Presidencia en ejercicio ante la ausencia de la cabeza de Gobierno, por lo que será su esposa la que siga ejerciendo ese papel, segunda en la misma lista.

Eso sí, Topolansky descarta postularse como candidata oficial a la Jefatura del Estado y del Gobierno.

«Yo no tengo esa vocación. He visto de cerca la Presidencia y es una tarea difícil que no se la deseo a nadie. En momentos se vive mucha soledad por más equipos que se tenga», reconoce.