El mitin contó con la presencia de su esposa, la exmodelo y cantante Carla Bruni, así como de la mujer del también expresidente Jacques Chirac, Bernadette Chirac, a quién Sarkozy agradeció «toda una vida consagrada a Francia».
Con este acto, su segundo gran baño de masas desde su reaparición política, la campaña por la presidencia de la derecha francesa inicia oficiosamente una carrera por el poder en la que también concurren los exministros Bruno Le Maire y Hervé Mariton.
El fervor con el que le recibieron sus simpatizantes contrasta con los resultados de las últimas encuestas, según las cuales tres de cada cuatro franceses juzgan «fallido» su regreso y solo un 24 % le ve como favorito para las primarias de la UMP, lideradas en intención de voto por el exministro de Exteriores Alain Juppé.
Sarkozy no mencionó en ningún momento al socialista François Hollande, pero hizo objeto de todas sus críticas al actual presidente, un día después de que este concediese una entrevista radio televisada para hacer balance de la primera mitad de su mandato.
Para el Partido Socialista (PS), que se pronunció a través de un comunicado, la derecha futura anunciada por él es «peor que la derecha de ayer», pese a que este se haya propuesto no librar su combate con ideas del pasado