El primer viaje de la nueva jefa de la diplomacia europea evidencia el divorcio entre el gobierno israelí y la UE

EFE

INTERNACIONAL

Los Veintiocho ya han sancionado los productos israelíes procedentes de las colonias y no descarta otras opciones si siguen adelante con la ocupación

07 nov 2014 . Actualizado a las 20:41 h.

La primera visita al exterior de la nueva jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, sirvió este viernes para evidenciar el divorcio entre el actual Gobierno israelí y la Unión Europea, en las antípodas respecto a la forma de resolver el conflicto en Palestina. Desde hace meses, diplomáticos europeos admiten que la relación sufre por la insistencia del Ejecutivo del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de profundizar la ocupación y acelerar la colonización, estrategia que «está asfixiando la solución de los dos Estados, por la que apuesta la UE».

Esas discrepancias se hicieron patentes este viernes a través de los discursos que Mogherini hizo ante su homólogo israelí, Avigdor Lieberman, y ante el propio Netanyahu, y por la réplica de estos. Una disonancia que se asienta en tres elementos claves: la citada colonización, el bloqueo a Gaza y el reconocimiento que Suecia hizo hace dos semanas del Estado de Palestina, primer país de la Unión en hacerlo. A ello se ha unido la tensión en torno a los barrios del este de Jerusalén, escenario de enfrentamientos, atropellos intencionados e intentos de asesinatos palestinos y presiones de movimientos ultranacionalistas judíos desde el inicio del verano.

Sobre el primer asunto, Mogherini quiso dejar claro que la recién estrenada Comisión Europea pretende desempeñar un papel político más relevante con el objeto de recuperar el diálogo, pero desde un ángulo nuevo que favorezca el éxito de la solución de los dos Estados. «Es primordial recuperar el diálogo, pero no solo retomarlo sino hacer que este tenga un resultado», aseguró Mogherini antes de subrayar que en esta senda «la construcción de colonias (judías) es un obstáculo».

La UE ya ha sancionado los productos israelíes procedentes de las colonias y no descarta otras opciones si Israel sigue adelante con la construcción. La réplica se la dio después el propio Netanyahu, quien negó la división de Jerusalén y dijo que responsabilizar a la colonización del actual deterioro es «una falacia». «Jerusalén es una cuestión muy sensible. La tratamos con mucha sensibilidad, pero es también nuestra capital y por lo tanto no es una colonia», consideró. «Todo el mundo sabe que en cualquier acuerdo de paz permanecerá como parte de Israel», agregó.

Al hilo de este argumento, el primer ministro israelí trató de desviar la atención de esta polémica al insistir en que, en su opinión, no se trata de un problema territorial, sino de algo incluso polémico en su propio país: el reconocimiento de Israel como Estado judío. «Creo que la falaz queja de que este conflicto persiste por este o ese asentamiento es falsa porque no creo que sea una cuestión territorial. Es acerca de la existencia», destacó. «Esta es aún la médula del conflicto: el persistente rechazo a reconocer que el pueblo judío tiene derecho a tener su Estado» subrayó.

El plan de paz actual, aceptado por la Autoridad Nacional Palestina, contempla la creación de dos Estados: Israel y Palestina, que coexistan en paz y seguridad en las fronteras de 1967. Sin embargo, en los últimos meses la coalición de derechas que dirige Netanyahu ha rescatado la vieja reivindicación de que Israel sea reconocido como Estado judío, pese a que el 20 % de su población es árabe y existen otras minorías como la drusa. Una cláusula a la que se oponen los palestinos y que ni siquiera se atrevieron a discutir en 1948 los padres del Estado, con David ben Gurion a la cabeza, por la sensibilidad que despierta incluso entre los propios judíos. Directa y muy calmada, Mogherini quiso dejar claro que esa nueva perspectiva europea incluye el deseo de que «los palestinos tengan un Estado propiamente dicho», ya que este incrementaría las opciones de éxito.

En este sentido, fue igualmente contundente tanto en la defensa del Gobierno de unidad palestino como en las críticas a Israel por los impedimentos en la reconstrucción de Gaza. «Lo que está ocurriendo y ha ocurrido en Jerusalén en las últimas semanas es muy preocupante. Pero es también preocupante que desde que se alcanzó un alto el fuego (en Gaza) en agosto tengamos dificultades para avanzar en el diálogo directo», dijo. «Estoy totalmente convencida de que si queremos hace progresos aquí, en el campo de la seguridad y el inicio del Estado palestino, debemos asegurarnos de que los líderes políticos en ambos campos tienen suficiente fuerza», advirtió. «Es cierto que la situación es cada vez más peligrosa en esta zona, pero también trae oportunidades en el marco regional. Y estoy convencida de que la UE está preparada para esforzarse en esa dirección. Estaría bien que todos rebajáramos la tensión, verbal y sobre el terreno», concluyó ante un atónito Netanyahu.

Tras su visita a Israel, Mogherini tiene previsto desplazarse mañana a Gaza y entrevistarse en Ramala con el presidente palestino, Mahmud Abás, antes de regresar a Bruselas.