El chavismo se debilita por la crisis económica y los conflictos internos
INTERNACIONAL
Opositores y oficialistas se manifiestan por la paz, pero por separado
19 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.El viernes 3 de octubre, a las puertas del Cementerio General del Sur, el más grande de Caracas, una joven vestida de rojo se le paró de frente al presidente Nicolás Maduro, quien encabezaba el sepelio del diputado Robert Serra, asesinado, según la versión oficial, por paramilitares colombianos. Le gritó «¿Hasta cuándo, Maduro?». La respuesta del presidente no ha dejado, desde ese día, de circular por las redes sociales: «¿Qué quieres tu que yo haga?», y fue contada, minutos después de los hechos, por el propio mandatario venezolano en la inhumación de los restos del diputado.
La interpretación que le ha dado la calle es que Maduro no solo está perdiendo la pelea contra la inseguridad, sino que también está perdiendo la batalla de la economía, y la de la opinión pública. Todo esto mantiene al chavismo en las vísperas de una división, según analistas.
Una encuesta (IVAD) publicada esta semana en el país da cuenta, mientras tanto, de la creciente caída de popularidad del movimiento político creado por Hugo Chávez en 1998, que ya está detrás, en términos de aceptación, de los dos tramos de la oposición ya abiertamente divididos, tanto de La Salida (movimiento creado por el encarcelado opositor Leopoldo López) como de la Mesa de la Unidad Democrática, que aspira salir del chavismo por la vía electoral. Aunque Maduro intentó el miércoles 15, de manera torpe, achacar indirectamente a López el asesinato de Serra, como un acto más de la vasta conspiración que, según el chavismo, la «ultraderecha» mantiene contra la revolución bolivariana, en las calles de la capital cunde una certeza: Que Serra fue asesinado por un motivo pasional o para robarle.
Marchas en Caracas
Ayer, opositores y chavistas desfilaron por las calles de Caracas en marchas separadas, pidiendo por la paz y condenando el asesinato de Serra. El gobernante PSUV en el centro de la capital, mientras en el este, lo hacia la oposición.
Ninguna de las dos demostraciones congregó poco más de unos cientos de personas, demostrando otra variante que muestran las encuestas: que los apáticos, que suman casi un tercio de la población, son el segmento más importante.
Ni siquiera el caso de Serra ha logrado que la polarización política vuelva a tomar aire en el país (algo que el chavismo trata de lograr casi con desesperación), pero, sin embargo, crece la convicción de que Maduro es incapaz de atajar las crisis, como muestran tanto los sondeos de IVAD como otros, de la firma Consultores 21 o Datanálisis: el 58 por ciento de los venezolanos desean la renuncia del presidente antes de que culmine su período (aún le quedan cinco años); y el 60 % votarían contra el Gobierno en las elecciones parlamentarias si estas fueran hoy. El mandatario aún tiene casi un año para revertir la situación.