Sicarios y policías asesinaron a 17 de los 43 estudiantes

Redacción / La Voz

INTERNACIONAL

Familiares de los aún desaparecidos creen que no han muerto y exigen al presidente de México que se los devuelva con vida

07 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos sicarios del narcotráfico confesaron haber matado, aliados con policías, a 17 de los 43 estudiantes desaparecidos el 26 de septiembre en México y que fueron vistos en coches patrulla tras los tiroteos contra los autobuses que habían ocupado.

Según el fiscal de Guerrero, Iñaki Blanco, dos sicarios del cartel local Guerreros Unidos, que están entre la treintena de detenidos por este caso, confesaron su participación en el asesinato de 17 estudiantes junto con la policía local. Según su testimonio, el director de Seguridad Pública de Iguala, Francisco Salgado, les mandó acudir adonde estaban los estudiantes. Allí, por orden de un cabecilla de los Guerreros Unidos -surgidos en el 2010 del cartel de los hermanos Beltrán Leyva- del que solo se conoce el apodo de El Chucky, les hicieron bajar a tiros del autobús y se llevaron a 17 de ellos hasta un cerro de Pueblo Viejo «donde los ultimaron». Tanto Salgado como el alcalde de Iguala están prófugos.

Las declaraciones de los detenidos el sábado permitieron encontrar las fosas clandestinas de las que se recuperaron 28 cuerpos con «signos de calcinación». Los criminales quemaron en una cama de troncos los cuerpos.

«Están vivos»

Al mismo tiempo que el presidente, Enrique Peña Nieto, declaraba sentirse «consternado» por la desaparición de 43 estudiantes y la muerte de al menos 6 de ellos en Iguala, los familiares de las víctimas convocaban a la prensa en la Escuela Normal de Ayotzinapa donde estudiaban Magisterio para exigirle al mandatario que se los entregue «con vida». «No es un favor, es su obligación», reclamaba una de las madres que se niegan a creer que los cadáveres hallados en fosas clandestinas sean los de sus hijos, mientras comenzaron los análisis de ADN para determinar su identidad. En las fotografías que les mostraron no reconocen a sus hijos y afirma que «es mentira todo lo que se ha dicho». «Los muchachos están vivos, nosotros como padres de familia somos conscientes, lo notamos», declaró a AFP la tía de uno de los desaparecidos.

Los familiares desconfían de la investigación del gobierno regional de Guerrero, al que responsabilizan de la tragedia.