Los expertos consideran inevitable la caída de Kobane, ciudad fronteriza con Turquía, en manos del Estado Islámico

AFP PARÍS

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Fotografía hecha desde Turquía que muestra a miembros del Estado Islámico plantando su bandera negra al este de Kobani
Fotografía hecha desde Turquía que muestra a miembros del Estado Islámico plantando su bandera negra al este de Kobani SEDAT SUNA | EFE

Los expertos dicen que «es demasiado tarde» dada la cautela de Turquía y la escasa importancia de los bombardeos de EE. UU. y sus aliados para destruir la capacidad militar de la organización

07 oct 2014 . Actualizado a las 20:12 h.

La caída de la ciudad siria de Kobane parece ineluctable, a pesar de la encarnizada resistencia de los combatientes kurdos, a causa de las decisiones estratégicas de la coalición internacional y de la cautela de Turquía, según los expertos.

La ofensiva del grupo Estado Islámico (EI) puede ser presenciada por el mundo entero a través de las cámaras de televisión apostadas al otro lado de la frontera, en territorio turco, que han dejado en evidencia igualmente la escasa importancia de los bombardeos de Estados Unidos y sus aliados.

«A estas alturas es demasiado tarde para salvar Kobane. Este avance del EI prueba que la campaña de ataques de la coalición no alcanzó su objetivo, es decir, destruir la capacidad militar de la organización» explica Mario Abu Zeid, analista del centro estadounidense Carnegie en Beirut.

Los yihadistas, conscientes de la atención mundial, se apresuraron a plantar la bandera negra del EI en una colina que domina el lado este de la ciudad (conocida también como Ain Al-Arab por su nombre árabe), sin que hubiera la más mínima respuesta desde el aire.

Todos los expertos militares coinciden: los ataques aéreos no son suficientes, sea cual sea la potencia de fuego, y los occidentales dan la impresión de dejar a su suerte a una ciudad símbolo de la resistencia a los yihadistas.

«Cuando se utiliza cobertura aérea hay que poder identificar claramente a los combatientes para no disparar contra nuestros amigos y contra la población. En torno a Kobane existe el problema de la población» comenta Jean-Claude Allard, director de investigaciones del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) en París.

Los combatientes kurdos sobre el terreno están mal equipados, poco organizados y desconocen totalmente cómo utilizar las tecnologías que permiten orientar a los pilotos para que disparen. Se enfrentan a un enemigo muy bien armado, muy móvil y difícil de detectar porque se mezcla con la población.

Haría falta utilizar helicópteros para bombardear de cerca a los yihadistas. Pero la vulnerabilidad de esos aparatos es mucho mayor. «Enfrente tenemos a gente que sabe disparar contra helicópteros y que tiene los medios para alcanzarlos. Los occidentales no van a utilizarlos tan pronto, ni en Siria ni en Irak» predice Allard.

La ambigüedad de los turcos

Para invertir realmente la situación en Kobane, se necesitan tropas de infantería, árabes o turcas, pero esa opción no parece factible a corto plazo.

Turquía repite con insistencia que no permitirá que Kobane caiga y este mismo martes su presidente Recep Tayyip Erdogan pidió una operación terrestre con urgencia, pero sobre el terreno no se observan movimientos.

«Turquía es reticente porque teme que a largo plazo los kurdos aprovechen la situación y obtengan su autonomía regional. Quizás otros países de Oriente Medio deberían tomar la delantera», explica Erin Marie Saltman, experta del centro de reflexión Quilliam en Londres.

Pero para los occidentales hay otras prioridades, a pesar de la emoción que suscita Kobane y sus miles de refugiados. «El punto clave es Bagdad, no Kobane», explica una fuente gubernamental francesa.

«Si se concentra sobre Kobane, la comunidad internacional corre el riesgo de dejar el campo libre al EI en otras ciudades clave (...) en particular en Bagdad. El EI ya se ha acercado mucho y ya tiene puesta la vista en el aeropuerto, justo al exterior de la ciudad» explica Saltman.