El triunfo de la independencia complicará la supervivencia de Cameron

redacción / la voz

INTERNACIONAL

Los analistas coinciden en que el triunfo del «sí» lo convertirían en el jefe de Gobierno que permitió la escisión tras 307 años de unión

09 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

David Cameron adelantó la semana pasada que no dimitirá en el caso de que Escocia decida marcharse del Reino Unido, pero la mayor parte de los analistas consideran que un escenario de esta naturaleza se lo llevaría por delante. El triunfo del «sí» metería a Cameron en la historia como el jefe de Gobierno que permitió la escisión después de 307 años de unión. Al fin y al cabo, fue él quien acordó con el ministro principal escocés, Alex Salmond, la celebración del referendo, quien aceptó un calendario a casi dos años vista, permitió que la palabra «independencia» figurase en la pregunta de la consulta, prometió que el resultado sería vinculante.

Cameron es muy impopular en una Escocia donde él es considerado el prototipo del inglés de clase alta y donde su partido cuenta con menos representación, incluso, que la que consigue el Partido Popular en Cataluña o en el País Vasco. Según Efe, esta es la razón por la que ha participado tan poco en la campaña. Los responsables de «Better Together» (Mejor Juntos) le dijeron que su presencia sería más una carga que un activo por lo que Cameron, obediente, huyó de los debates cara a cara con Salmond, dejando su lugar al veterano laborista Alistair Darling.

Días contados

Tanto el enfoque como el desarrollo de la campaña, que han dilapidado la amplia ventaja inicialque las encuestas concedían a los partidarios de la unión, han abierto un nuevo frente de críticas en su contra dentro de su partido. Son especialmente beligerantes los halcones del ala derecha, que no le perdonan lo que consideran su «falta de coraje» para frenar el avance del partido populista UKIP en las pasadas elecciones europeas. Nadie tiene dudas de que, si triunfa el «sí» dentro de nueve días, el liderazgo de Cameron en el Partido Conservador sería prácticamente insostenible y tendría los días contados.

En un caso como ese, los «tories» podrían reclamar un voto de confianza en los Comunes con el fin de desplazarlo, para lo que necesitarían al menos el apoyo de 46 diputados. Otra variante, en la que los conservadores ya tienen experiencia, es que uno de sus miembros podría cuestionar su liderazgo. Fue lo que pasó con Margaret Thatcher en 1990, cuando se vio obligada a abandonar Downing Street por una revuelta interna.