Los únicos testigos de una guerra silenciada

Moscú / AFP

INTERNACIONAL

04 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Nikolái Kozlov, un paracaidista ruso que perdió las piernas tras luchar en Crimea, es uno de los pocos testigos de la guerra que Moscú está llevando a cabo en Ucrania, ignorada por gran parte de la población y silenciada por el Kremlin. Cuando Kozlov fue llamado a la península, en la operación que terminó con su anexión a Rusia, sus padres estaban orgullosos. Seis meses después, el paracaidista tuvo que ser amputado y está ahora en el hospital, según afirma su tío Serguéi, que todavía no sabe si han tenido que amputarle una o dos piernas.. Su testimonio es uno de los pocos que muestran la cara más dura de la guerra rusa en Ucrania, un conflicto totalmente ausente de los medios oficiales y cuyas víctimas se entierran en secreto.

El Comité de Madres de Soldados, la principal organización civil que representa a los militares, afirma que en los últimos dos meses cerca de 15.000 soldados podrían haber sido enviados a Ucrania. Un asesor del ministerio de Defensa ruso, Oleksandr Danylyuk, reconoció esta semana en Facebook que pueden elevarse a 2.000 los soldados rusos que ya han muerto en Ucrania. Sin embargo, el presidente ruso sigue negando la presencia de soldados rusos en el país vecino y aseguró que los militares capturados recientemente por las autoridades ucranianas estaban allí por casualidad.

La anexión de Crimea en marzo despertó una ola de patriotismo. Pero la euforia por el retorno de esta península que formó parte de la URSS hasta 1954 parece estar desapareciendo frente a la realidad de la guerra. Según un sondeo del instituto Levada, publicado la semana pasada, dos tercios de los rusos no creen que el país esté en guerra contra Ucrania.

El porcentaje de personas dispuestas a aceptar un conflicto de este tipo, considerado fratricida, ha caído en picado, desde el 74% de marzo hasta el 41% del pasado mes de julio, según la encuesta. Según los expertos, el rechazo del Kremlin a admitir la presencia de soldados en Ucrania no podrá durar eternamente y ha empezado a ser comparado con la invasión soviética de Afganistán en 1979.