La Unión Europea estudia dividida nuevas sanciones contra Rusia

c. o. redacción / la voz

INTERNACIONAL

Un soldado del Ejército ucraniano monta guardia en las afueras de Mariúpol, que está siendo asediada por los prorrusos.
Un soldado del Ejército ucraniano monta guardia en las afueras de Mariúpol, que está siendo asediada por los prorrusos. FRANCISCO LEONG < / span>afp< / span>

Barroso afirma que la situación podría llegar a un «punto sin retorno»

31 ago 2014 . Actualizado a las 10:39 h.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea partían de posturas alejadas al abordar, tras la cumbre que elevó al polaco Donald Tusk a la presidencia del Consejo Europeo, la posibilidad de aumentar las sanciones económicas a Rusia por su cada vez más evidente implicación en el conflicto ucraniano.

La reunión estuvo precedida por el encuentro de los presidentes de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, y de Ucrania, Petro Poroshenko, que solicita la ayuda de la UE y advierte que la intervención de «miles de soldados extranjeros» supone un peligro de «guerra total» en toda Europa. Barroso dijo que la «situación es muy dramática» y podría llegar a un «punto sin retorno», por lo que esperaba que los jefes de Estado y de gobierno de la UE tomaran «nuevas medidas».

Entre los países que miran con más recelo hacia Moscú, la exrepública soviética de Lituania y Polonia temen la expansión del conflicto. El presidente polaco, Bronislaw Komorowski, aludió a la pasividad de Europa ante Hitler y advirtió que un continente «democrático» es la alternativa a una «Europa de cosacos». Su homóloga lituana, Dalia Grybauskaite, abogó por «apoyar militarmente» a Ucrania. En términos menos belicosos, el primer ministro británico, David Cameron, pidió «consecuencias» si la «inaceptable» presencia de tropas rusas en Ucrania continúa. También el presidente francés, François Hollande, cree que «hay que reaccionar aumentando las sanciones».

Cautela y diálogo

El ministro de Exteriores alemán, Frank Walter Steinmeier, prefiere hablar de «soluciones políticas», aunque advierte que estas se alejan si no se impide un enfrentamiento militar entre Kiev y Moscú. El primer ministro finlandés, Alexander Stubb, cree en cambio que «no hay solución sin Rusia» y pone en duda la eficacia de las sanciones. En el mismo sentido se pronunció el belga Elio di Rupo, que propone buscar opciones «inteligentes, sanciones que funcionen contra Rusia pero que no perjudiquen al mismo tiempo a la UE», una postura en la que se alinea el holandés Mark Rutte, que cree que habrá que estudiar el posible impacto de las sanciones antes de adoptarlas. También España mantiene una postura «favorable al diálogo».

Rusia, Ucrania y la OSCE reanudan mañana las reuniones del Grupo de Contacto previsto en la Cumbre de Minsk para trazar una «hoja de ruta» hacia un alto el fuego bilateral.