«La solidaridad española con Gaza es inmensa; la oficial, no tanto»

Juan Carlos Martínez REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

<span lang= es-es >Israel intensifica los ataques.</span> Las bombas israelíes mataron ayer a doce palestinos, entre ellos cinco miembros de una familia. En la ciudad de Gaza destruyó uno de los edificios de apartamentos más altos y lujosos, sorprendiendo a los transeúntes. Supervivientes del Holocausto condenaron en una carta la «matanza de palestinos».
Israel intensifica los ataques. Las bombas israelíes mataron ayer a doce palestinos, entre ellos cinco miembros de una familia. En la ciudad de Gaza destruyó uno de los edificios de apartamentos más altos y lujosos, sorprendiendo a los transeúntes. Supervivientes del Holocausto condenaron en una carta la «matanza de palestinos». ROBERTO SCHMIDT < / span>afp< / span>

«Si hacen falta 2.000 muertes para que Occidente se sensibilice, mal vamos»

24 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Sami Ashour, economista, nacido en Gaza hace 36 años, establecido en Galicia desde hace seis y hoy responsable de proyectos de relaciones internacionales de la Universidad de Santiago y preside la Asociación Galaico-Árabe Yenín, que canaliza la solidaridad de los gallegos con los palestinos. Una solidaridad que considera extraordinaria y que agradece como si se la destinaran a él mismo, porque su madre y sus ocho hermanos viven en Jan Yunis, en la Franja de Gaza, y están sufriendo los bombardeos en su propia piel.

-Su familia sigue en la Franja. ¿Cómo se encuentran?

-Lo pasan mal. Hemos perdido a tres primos segundos, también murió uno de mis mejores amigos, periodista. Pero puedo decirle que hemos perdido 2.020 familiares, porque en Gaza todos somos muy próximos. Somos familias muy grandes. Cuando bombardearon el este de Jan Yunis, la gente huyó hacia el interior. Todos los vecinos abrieron sus casas para acogerlos. En casa de mi madre, donde habitualmente viven 15 personas, en aquellos momentos vivían 80.

-¿Le pidieron ayuda?

-Durante la ofensiva ni podía dormir. Los llamaba hasta cuatro veces al día. Le ofrecí a mi madre enviarle alimentos. Me dijo que en lo último en lo que piensan es en comer. No se atrevían a salir de casa, no fuera a ser que el que saliera a hacer la compra no volviese.

-¿Es cierto, como dijo el responsable de la ONU en Gaza, que aquel es uno de los sitios del mundo donde más interés se pone en los estudios?

-Estoy de acuerdo. Tras tantos años de aplastamiento, nuestro pueblo ha comprendido que la mejor arma para poder progresar es la formación. Cuando empezó el bloqueo y la gente se quedó sin trabajo, muchos se pusieron a estudiar. Uno de mis hermanos que llevaba una marmolería, al paralizarse la actividad se matriculó en la universidad y se hizo arquitecto interiorista. En ningún momento vamos a rendirnos y abandonar nuestra educación. Nuestra vía no es fabricar armas.

-Desde la distancia, ahora Gaza siempre se identifica con Hamás.

-Me ofende y me indigna que se utilice a Hamás como excusa. El problema principal del pueblo palestino es anterior a Hamás. Y no estoy aquí para defender a Hamás. Los que están resistiendo en Gaza no son solo Hamás: está todo el pueblo, están los niños, pagando con su vida la barbarie de un vecino que no respeta la legalidad internacional. Aceptamos la existencia del Estado de Israel y la convivencia. ¿No es hora ya de reconocer también el derecho de los palestinos y amparar la posibilidad de que vivan como cualquier otra nación?

-Algunos analistas destacan el fracaso de la ofensiva, ya que la elevada cifra de muertes ha sensibilizado a muchas personas.

-No deberíamos pensar de esa manera. Nadie puede sentir satisfacción porque haya muertes; las muertes no deben utilizarse como bazas para hacer propaganda de un conflicto. También del lado de Israel se hace de esa forma. Pero yo creo que si para sensibilizar a Occidente hacen falta dos mil muertes de civiles, mal vamos.

-La población española, y la gallega en particular, ya está altamente sensibilizada.

-Estoy asombrado de tanto apoyo de la sociedad civil. Yo ya me considero como uno más en Galicia. A muchos paisanos de aquí ya ni los distingo de mis amigos palestinos. Y es que no somos tan distintos. La solidaridad con nuestro pueblo es inmensa, extraordinaria, y quiero agradecerlo públicamente. Pero a nivel oficial, no tanto. Esperábamos un poco más.