Capturan al Ingeniero, el último capo vivo del cartel mexicano de Tijuana

Julio Á. Fariñas REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Fernando Sánchez Arellano, de 38 años, asumió el liderazgo del cartel familiar hace ocho años

25 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Apenas dos meses después de la caída del histórico Chapo Guzmán, soldados mexicanos capturaron el pasado lunes al último líder vivo del cartel de los Arellano Félix, también conocido como cartel del Tijuana, por el que los gobiernos de México y Estados Unidos ofrecían sendas recompensas de 2, 3 y cinco millones de dólares.

Fernando Sánchez Arellano, alias El Ingeniero, hijo de Enedina Arellano, una de tres mujeres que conforman el clan de los 10 hermanos que en la década de los 80 implantaron el cartel en los estados de Tijuana y Baja California, fue detenido en una casa en Tijuana, al término del partido de futbol en el que México ganó a Croacia por 3-1 en el Mundial de Brasil, según informaron ayer distintos medios digitales mexicanos citando fuentes policiales.

Sánchez Arellano de 35 años, conocido también por el alias de El Alineador, es un capo de segunda generación. Asumió el liderazgo de este cartel familiar, fundado por cinco de sus tíos varones, hace ocho años, tras la caída de Francisco Javier Arellano Félix, El Tigrillo, en 2006.

Entre los lugartenientes de Sánchez Arellano figuraron José Jorge Briceño López, El Cholo o El 5-5; Miguel Aguirre Galindo, El Caballo, y Armando Villarreal Heredia, El Gordo, quien fue detenido en 2012 y se declaró culpable ante la Corte Federal de Estados Unidos en San Diego, California, en septiembre del año pasado.

Un vestigio de lo que fue

El Cartel de Tijuana, también conocido como la Organización Arellano Félix, está ubicado en uno de los pueblos fronterizos estratégicamente más importantes de México, y continúa exportando drogas, pese a que en 2009 padeció una brutal guerra interna.

Como consecuencia de las luchas internas, de los arrestos y las muertes de sus más importantes líderes, el cartel de Tijuana es tan solo un vestigio de lo que alguna vez llegó a ser en los años 90 y a comienzos del siglo XXI, cuando estaba considerado como una de las organizaciones criminales más violentas y poderosas de México.

Este cartel vio de cerca su destrucción, cuando el de Sinaloa irrumpió con fuerza en Tijuana. Tras la tregua negociada con el Chapo Guzmán y los suyos en el año 2010, Sánchez Arellano y el cartel de Tijuana buscaban mantener un rol clave en el control de este importante corredor tanto para el tráfico de drogas como en el de personas en tránsito hacia EE.UU.