Irán apoya la ofensiva iraquí para frenar el avance yihadista a Bagdad

Laura Fernández Palomo AMÁN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Los combatientes kurdos controlan la importante ciudad petrolera de Kirkuk

13 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La llegada de los yihadistas a las puertas de Bagdad precipitó ayer la intervención de Irán en la contraofensiva del Ejército iraquí, que durante la jornada intentó frenar el avance insurgente hacia el sur con ataques aéreos en en medio de la parálisis política que impidió al Parlamento decretar el estado de emergencia. La colaboración de dos batallones de la llamada Fuerza Quds iraní consiguió la recuperación de Tikrit, la ciudad natal de Sadam Huseín, en manos de los milicianos del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL).

Los insurgentes suníes tomaron ayer de Dhuluiya, ciudad situada a 90 kilómetros de Bagdad, y persisten en su cerco a la mayor refinería de petróleo de Irak en la ciudad de Bayi. El líder del EIIL, Abu Mohamed al Adnani, instaba a sus combatientes a «caer sobre Bagdad» y sobre las ciudades santas chiíes de Kerbala y Nayaf. En estas dos ciudades, la mayoría de los residentes suníes han huido al sentirse excluidos por las políticas del Gobierno del chií Nuri al Maliki. Irán, un régimen también chií, reaccionó enviando a la Guardia Republicana y situando tropas en la frontera, que activará en el caso de que los insurgentes se acerquen a menos de 100 kilómetros.

Fragmentación del país

Con el noroeste tomado por las milicias extremistas, Kirkuk quedó ayer en manos de los peshmergas, los combatientes de las fuerzas de seguridad del Kurdistán iraquí, los únicos que parecen tener capacidad para frenar a los insurgentes después de la espantada del Ejército. Los kurdos siempre han anhelado hacerse con el control de Kirkuk, una ciudad rica en petróleo situada en los límites de la región autónoma y considerada históricamente como su capital.

Por su parte, Turquía, que llamó el miércoles a una reunión de la OTAN, podría pedir mayor implicación de Washington en la región, aunque no son pocos los que ven los fantasmas de la invasión de EE.UU. en el 2003 en la actual situación de inestabilidad de Irak.

El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, exigió «la liberación inmediata» de los casi 50 ciudadanos turcos secuestrados en el consulado de Mosul, condenando «firmemente» este acto al tiempo que descartaba una intervención de la Alianza en Irak.

Mientras, en la conquistada Mosul, capital de Nínive, los hombres de negro del EIIL imponían la ley islámica, la sharia. Se ha prohibido la venta y el consumo de tabaco, alcohol y drogas. Las mujeres deben vestir «ropa amplia», cubrirse todo el cuerpo y salir de sus casas solamente en caso de necesidad.