Egipto acude a las urnas para legitimar al general golpista Al Sisi

EFE EL CAIRO

INTERNACIONAL

El izquierdista Hamdin Sabahi también opta, aunque en clara desventaja, a la presidencia del Gobierno

26 may 2014 . Actualizado a las 21:54 h.

Los egipcios comenzaron hoy a votar en unas elecciones presidenciales destinadas a encumbrar al exjefe del Ejército Abdelfatah al Sisi, al margen de las denuncias de irregularidades y del boicot islamista.

Casi 54 millones de egipcios tienen hasta mañana para elegir al nuevo mandatario, cargo al que también aspira el izquierdista Hamdin Sabahi en clara desventaja.

Los dos únicos candidatos depositaron por separado sus papeletas, formando Al Sisi el mayor revuelo a su alrededor, después de no haber aparecido en público en toda la campaña por cuestiones de seguridad. «El pueblo egipcio escribe su historia y futuro, y todo el mundo es testigo de ello», afirmó quien abandonó en marzo la carrera militar para presentarse a estos comicios.

Sabahi, por su parte, dijo tener «esperanzas» y que su objetivo es lograr «la justicia social, construir una democracia sana y reformar la administración del país».

En distintos colegios electorales de El Cairo, que abrieron sus puertas como el resto a las 09.00 hora local, un único nombre resonaba entre cánticos patrióticos, y ese era el de Al Sisi. Una multitud enloquecida de mujeres se concentró a las puertas de la escuela Taufiqueia Banin, en el barrio de Shubra, agitando banderas de Egipto y cantando el himno en un ambiente festivo.

La cristiana Salma Sawiris calificó al militar retirado como «una revelación divina», por deponer el pasado 3 de julio al islamista Mohamed Mursi. «En ese momento, no pensé que pudiera ser presidente», confesó.

Denuncias de irregularidades y boicots

Con la duda en el aire sobre cuál será la participación, muchas mujeres hicieron caso al llamamiento a votar que les había hecho el exmariscal, quien ha prometido puño de hierro para recobrar la estabilidad tras más de tres años revueltos.

Mientras, en los centros electorales destinados a los hombres, la afluencia era escasa.

«Ahora muchos están trabajando pero luego participarán y lo mismo harán los que al principio habían temido que hubiera violencia», aseguró el taxista Mohamed Ibrahim, para quien es necesario que Al Sisi alcance el poder y evite que Egipto se convierta «en una Siria o una Libia».

Más de 200.000 policías y militares se desplegaron para garantizar la seguridad en Egipto, escenario de actos terroristas y disturbios en los últimos meses.

Las autoridades desvincularon del proceso electoral la muerte por disparos de un miembro de la campaña electoral de Al Sisi en la localidad de Kerdasa, feudo islamista a las afueras de la capital.

En otras partes del país, se registraron algunos ataques contra centros de votación y las fuerzas de seguridad detuvieron a supuestos miembros de los proscritos Hermanos Musulmanes por querer obstaculizar la votación. La alianza que incluye a la cofradía afirmó en un comunicado haber constatado un «amplio» boicot electoral junto a las protestas de sus simpatizantes, que consideran una «farsa» el proceso y piden la restitución de Mursi.

Lejos de los colegios, la mayoría de los islamistas optaron hoy por atender sus labores y desmarcarse del proceso, a excepción del partido salafista Al Nur, que se posicionó con Al Sisi.

Tras comprar en una farmacia, el egipcio Magdi Mohamed -de profesión mecánico- lo explicaba así: «si ya tenemos un presidente legítimo, ¿por qué vamos a votar a otro?»

Tampoco se observó votar en masa a los jóvenes, divididos entre los movimientos juveniles críticos con el sistema que han pedido la abstención y los llamamientos para participar de autoridades y candidatos.

La campaña de Sabahi mostró su confianza en que la «juventud decida el resultado electoral» y denunció «violaciones sistemáticas», como la detención de cuatro de sus miembros y el ataque policial contra un apoderado.

Por su lado, la ONG Ibn Jaldun denunció tres irregularidades por parte de Sabahi y sus seguidores, y otras 33 por el lado de Al Sisi, cuyos partidarios supuestamente impidieron la entrada de delegados del otro aspirante a los colegios y emplearon altavoces para hacer propaganda.

«No hay problemas destacables que hayan impedido seguir el proceso», aseguró el portavoz de la sala de operaciones del Club de Jueces, Mohamed Abdelhadi, mientras las autoridades se dedicaron a desmentir todo tipo de rumores.

El magistrado reconoció que recibieron quejas por el funcionamiento de varios de los casi 14.000 centros electorales, en una jornada que también fue seguida por observadores de la Unión Europea, la Liga Árabe y otras organizaciones.

También recordó que está prohibido hacer propaganda en el interior de los centros de votación, aunque algunas personas llegasen a votar con la cara de Al Sisi impresa en camisetas y colgantes, absorbidas por la «sisimanía».