Timoshenko pierde su «magia» entre los ucranianos de cara a las elecciones del domingo

Europa Press

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Una de las políticas más representativas de Ucrania cuenta actualmente solo con un 10 % del apoyo

21 may 2014 . Actualizado a las 20:43 h.

En su campaña para las elecciones presidenciales de Ucrania, Yulia Timoshenko dice que solo ella puede salvar al país del desastre. Es una fórmula que le ha servido en el pasado pero que los votantes ya no parecen estar escuchando.

Los sondeos de opinión muestran a Timoshenko, quien fue primera ministra en dos ocasiones, en un distante segundo lugar detrás del magnate Petro Poroshenko de cara a las elecciones de este domingo con solo un 10 % de apoyo, una humillación para una mujer cuya trenza al estilo campesino y retórica han definido la política ucraniana durante una década.

Pero sus seguidores, que insisten en que los sondeos son incorrectos, y los analistas políticos dicen que no deberían apresurarse en descartar a Timoshenko, cuya ambición y confianza en sí misma parecen intactos tras sufrir problemas de salud y su paso por prisión, de donde salió en febrero.

«Haré todo lo que pueda como presidenta para asegurar que Ucrania decida su propio futuro en Europa como un miembro pleno del mundo democrático», declaró a periodistas después de dirigirse a sus seguidores en un foro empresarial en Kiev esta semana.

Con una retórica típicamente combativa, Timoshenko llamó a un referéndum sobre la anexión a la OTAN y a la Unión Europea como parte de una campaña que, afirma, podría forzar a Rusia a dar marcha atrás en su anexión de Crimea y a que deje de inmiscuirse en el este de Ucrania, en su mayoría rusófono.

Sus promesas de reformas impositivas y lucha contra la corrupción generaron un aplauso entusiasta de sus seguidores, en su mayoría pequeños empresarios de mentalidad más nacionalista del oeste de Ucrania.

«No entiendo a quienes dicen que ella es una figura divisiva. Su primer lengua es el ruso y proviene del este», opina Oleg Tymo, de 44 años, un empresario de la ciudad occidental de Lviv, cerca de la frontera polaca.

Política elocuente

Timoshenko sigue siendo la política más elocuente y reconocible y le gusta subrayar su experiencia. Pero en un momento de anhelo de cambio eso podría ser una desventaja, no un valor.

Como líder de las protestas de la Revolución Naranja del 2004-05, Timoshenko cumplió dos mandatos como primera ministra antes de perder por una estrecha diferencia ante su archienemigo Viktor Yanukovich en una segunda vuelta de las presidenciales en el 2010.

Bajo la gestión de Yanukovich, fue condenada a siete años de cárcel por cargos de abuso de poder, que sus seguidores y Occidente afirmaron que estuvieron motivados políticamente.

Yanukovich, quien contaba con apoyo de Moscú, fue destituido en febrero después de meses de protestas callejeras, a veces violentas, centradas en la Plaza de la Independencia, o Maidan, y huyó a Rusia, abriendo el camino a nuevas elecciones presidenciales en Ucrania esta semana.

Sin embargo, la Ucrania de ahora no es la de hace diez años, y Timoshenko se ha encontrado con un país traumatizado por los más de cien muertos en las protestas y que se recupera de la secesión de Crimea, que se ha anexionado a Rusia.

La exprimera ministra, de 53 años, ha ajustado su estilo para amoldarse al sentir actual, cambiando incluso su peinado y vistiendo de forma más modesta. Además, camina lentamente, a menudo apoyándose en el brazo de un ayudante, por los problemas de salud que le aquejaron durante su paso por prisión y por los que recibió tratamiento en Alemania.

Pese a todo, nadie parece pensar que Timoshenko vaya a abandonar la política si pierde frente a Poroshenko este domingo o en la segunda vuelta, prevista para el 15 de junio si éste no consigue la mayoría absoluta ahora. Los analistas coinciden en que aguardará su momento, a sabiendas de que los grandes problemas económicos del país pasarán futura al nuevo presidente.

«Timoshenko probablemente pasará a la oposición pero sigue siendo una de las gerentes y políticas más experimentadas de Ucrania. Sería bastante equivocado pensar que su carrera política está acabada», opina el analista Vadim Karasiov.