Cameron explota la baza del petróleo para convencer a Escocia de que no se marche

íñigo gurruchaga LONDRES / COLPISA

INTERNACIONAL

Cameron, a la izquierda, con dos trabajadores en una plataforma del mar del Norte.
Cameron, a la izquierda, con dos trabajadores en una plataforma del mar del Norte. Andy Buchanan< / span> efe< / span>

En un gesto inédito, el primer ministro reúne a su gabinete en Aberdeen

25 feb 2014 . Actualizado a las 10:35 h.

El petróleo del mar del Norte ha sido uno de los combustibles en el auge del independetismo escocés y ayer la campaña del referendo se trasladó a Aberdeen, a donde David Cameron, en un gesto inédito, llevó a su gobierno para prometer un futuro esplendoroso a la extracción gracias a las inversiones de la Hacienda común. Alex Salmond reunió al suyo unas millas más allá, en Portlethen, para acusar a Londres de haber malgastado el oro negro escocés.

El gabinete de Londres llegaba a la capital de la industria petrolífera británica tras publicar el informe que en nueve meses ha elaborado una comisión presidida por sir Ian Wood, un veterano del sector, que estima que aún puede quedar en los pozos submarinos de gas y petróleo más de la mitad de lo que se ha extraído hasta ahora, que ha dado más de 375.000 millones de euros en impuestos a las arcas de la Hacienda.

El Ejecutivo central no fue siempre tan abierto con su información. Tras el descubrimiento del primer pozo en la plataforma continental de Reino Unido, en 1969, Bitish Petroleum y la angloholandesa Shell descubrieron en 1971 dos gigantescos, Forties y Brent. La economía británica iba a ser lubricada por los ingresos de aquella nueva industria en vísperas de la sacudida de los precios en los países árabes.

El Gobierno del conservador Edward Heath decidió encargar a un economista escocés, Gavin McCrone, un informe sobre las consecuencias que la explotación tendría sobre la reclamación de independencia en Escocia. El sistema político británico había sido sacudido también en 1969 con la elección, por primera vez, de una diputada del SNP.

Cuando McCrone presentó su informe, que advertía que Escocia sería «la Kuwait del mundo occidental», que «su moneda sería la más fuerte del mundo junto a la corona noruega» y que sería «tan rica como Suiza», el Gobierno, ya entonces laborista, tomó dos decisiones: preparar una estrategia para limitar la popularidad del partido independentista y declarar secreto el informe.

El SNP de Alex Salmond, que, tras un breve tiempo como funcionario británico en Edimburgo entró en el Royal Bank of Scotland, donde elaboró un índice sobre el petróleo que aún se utiliza, pidió el informe usando la ley de Tony Blair para el acceso a la información oficial. Su contenido se conoció en 2005.

«Es nuestro petróleo», ha sido un lema popular de las campañas escocesas. Uno de los nudos del resentimiento escocés es que, cuando los pozos del mar del Norte bombearon su enorme riqueza, la era de hegemonía conservadora en Londres estuvo acompañada de la destrucción de las industrias que habían dado prosperidad a la región desde el siglo XIX.

Gracias a la energía, Escocia es hoy la región más rica de Reino Unido después de Londres y el sudeste de Inglaterra. Salmond quiere utilizar los ingresos del petróleo para expandirla y amortiguar los costes de la creación de la independencia. El informe de Wood le da en parte la razón. El petróleo y el gas que queda permitiría sostener la industria escocesa en las próximas tres o cuatro décadas.