Los francotiradores sembraron el terror en el centro de Kiev

EFE

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En un jueves sangriento en la capital de Ucrania, abatieron a manifestantes que intentaban parapetarse tras escudos de metal

21 feb 2014 . Actualizado a las 13:06 h.

Los francotiradores sembraron ayer el terror en las calles del centro de Kiev, donde los disparos de Kaláshnikov se sumaron al ruido de palos, barras metálicas y cócteles molotov en los choques callejeros entre manifestantes y policías, que causaron decenas de muertos.

Apostados en edificios oficiales y hoteles como el Ucrania, los francotiradores abatieron a varios manifestantes que intentaban parapetarse tras escudos de metal, según se pudo ver en las imágenes difundidas por los medios digitales.

La violencia volvió ayer a las calles de la capital ucraniana y la cifra de muertos en los últimos dos días asciendi ya a 67, según datos actualizados del Ayuntamiento de Kiev, cuyo alcalde en funciones, Vladímir Makéyenko, abandonó este jueves el gobernante Partido de las Regiones (PR) en repulsa por la violencia de las fuerzas antidisturbios.

El diputado Sviatoslav Janenko, del partido opositor ucraniano Svoboda (Libertad), denunció que más de 60 personas han muerto sólo hoy en Kiev a manos de la fuerzas de seguridad.

El canal 5 de la televisión ucraniana informó de otros 22 cadáveres reunidos en el monasterio Mijáilovski y no contabilizados por el Ayuntamiento de Kiev, que hizo referencia sólo a los fallecidos trasladados desde las calles a los servicios médicos forenses de la ciudad.

Disparos de francotiradores ocultos

Ayer, sobre las ocho de la mañana, tras una noche de relativa calma, saltó la noticia de que francotiradores ocultos en el Conservatorio situado en la plaza de la Independencia, conocida como Maidán, habían disparado contra al menos dos decenas de agentes antidisturbios.

Apenas un centenar de policías del cuerpo antidisturbios «Berkut» mantenían a esa hora el cerco a la plaza Maidán a pocos metros de la vecina plaza de Europa, y mientras los manifestantes lanzaban los primeros cócteles molotov y fuegos artificiales, los agentes respondían con granadas aturdidoras.

Instantes después, las llamadas autodefensas del Maidán ya habían tomado tanto la plaza de Europa como la calle Grushevski, escenario de los primeros disturbios en Kiev el pasado mes de enero.

Armados con bates de béisbol, barras de hiero e incluso hachas, los manifestantes se encontraron cara a cara con los «Berkut» en la plaza de Europa, pero la policía prefirió huir para no arriesgar sus vidas.

Varios agentes de la ley sufrieron graves heridas, algunas con resultados mortales, según confirmó después el Ministerio de Interior.

Algunos agentes fueron tomados rehenes por los manifestantes y otros tuvieron que ser rescatados por sus compañeros de brutales palizas que les propinaron en el suelo los radicales más exaltados.

En otro acceso a la plaza Maidán, en la calle Institútskaya, donde falleció la mayoría de las 26 víctimas mortales en los disturbios del pasado martes, este jueves se pudo ver a efectivos de seguridad apostados en las esquinas con fusiles de asalto Kaláshnikov y rifles de precisión con mirilla telescópica.

A media tarde, doce cadáveres se acumulaban en la recepción del hotel Ucrania, custodiados por un grupo de médicos y personal sanitario que atienden a los manifestantes heridos.

67 policías capturados

El ministerio del Interior informó de que los manifestantes retienen a 67 policías, capturados durante los enfrentamientos. El titular de esta cartera, Vitali Zajárchenko, ordenó la entrega de armas de combate a la policía para hacer frente a los manifestantes violentos.

La misma advertencia fue lanzada por el Ministerio de Defensa, que recordó que los soldados pueden usar sus armas para defender su vida y las instalaciones militares.

La fallida tregua negociada el miércoles entre el presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, y los líderes de las tres formaciones de la oposición, apunta a que los políticos han perdido el control de la situación.

Pocos se acuerdan ya que todo empezó con una pacífica movilización de miles de ucranianos para protestar por la negativa de Yanukóvich de firmar un Acuerdo de Asociación con la UE.