Salmond insiste en que Escocia debe conservar la libra si se independiza

EFE LONDRES

INTERNACIONAL

El ministro principal escocés considera que el Reino Unido tendrá que aceptar la propuesta unión monetaria, pese a la negativa del ministro de Economía británico

17 feb 2014 . Actualizado a las 22:37 h.

El ministro principal escocés y líder del SNP, Alex Salmond, insistió hoy en que, si Escocia se independiza, el resto del Reino Unido tendrá que aceptar la propuesta unión monetaria con la nueva nación.

En un discurso en Aberdeen ante la asociación pro independencia «Empresas para Escocia», Salmond aseguró que la postura del Gobierno de Londres de oponerse a tal unión «se le está volviendo en contra» al apelar al sentimiento nacionalista de los escoceses.

En la misma línea rebatió las afirmaciones hechas este fin de semana por el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, quien declaró que sería «extremadamente difícil, si no imposible» para una Escocia independiente conseguir adherirse a la Unión Europea (UE).

«En caso de un voto positivo (en el referéndum del próximo 18 de septiembre), todos cooperarán», pues «interesa a todo el mundo que eso ocurra», insistió hoy Salmond, que se mostró convencido de que, dado el caso, prevalecerá «el sentido común».

El ministro de Economía británico, George Osborne -respaldado por los principales partidos del país-, advirtió la semana pasada de que el Reino Unido rechazaría una unión monetaria con Escocia y la libra esterlina como divisa común, pues ello requeriría una integración política y fiscal que sería difícil con la independencia.

«Si Escocia se retira del Reino Unido, se retirará de la libra», dijo el ministro conservador, que subrayó que «no hay ninguna razón legal por la que el resto del Reino Unido tuviera que compartir su moneda con Escocia» si ese territorio rompe la unión forjada en 1707.

Salmond le acusó hoy de haber «caricaturizado» los argumentos planteados por el Partido Nacionalista Escocés (SNP) a favor de la unión monetaria y de haber «minimizado las desventajas» de rechazar esa alianza, algo que costaría «cientos de millones» a las empresas británicas.

El SNP divulgó un análisis que precisa que rechazar dicha unión tendría para las empresas que quisieran comerciar con una Escocia independiente un coste de 500 millones de libras (610 millones de euros) anuales.

El ministro principal escocés alegó que ese recargo -que bautizó como «el impuesto George»- «sería imposible de vender a las compañías inglesas».

Salmond insistió en que quería mantener la campaña previa al referéndum «en términos positivos», frente a la «negatividad» que, según dijo, emana el campo contrario a la independencia, centrado, en su opinión, en boicotear su visión para Escocia.

Un portavoz del Gobierno británico aseguró por su parte que «sigue respetando» el acuerdo de Edimburgo, suscrito por el primer ministro británico, David Cameron, y Salmond en octubre de 2012, en que ambas partes se comprometen a trabajar por el bien de los escoceses al margen del resultado del plebiscito.

El portavoz subrayó no obstante que Londres «no prenegociará» cuestiones como la de la moneda o un eventual apoyo a la adhesión de Escocia a la UE, entre acusaciones de Salmond de que el Ejecutivo ha vulnerado el acuerdo a dos bandas al emplear tácticas «de acoso» en la campaña previa a la consulta.

El líder del SNP sostiene que la negativa del Gobierno a aceptar su propuesta de una unión monetaria es «un farol» que se revertiría en caso de que los escoceses votarán a favor de la independencia.

«Fue presentado por Osborne no como una evaluación económica, sino como una táctica política», afirmó hoy.

Igualmente, Alex Salmond valoró que, si la nación histórica se independiza, la Unión Europea tendría que cooperar para aceptar al nuevo Estado, pues lo contrario crearía muchas dificultades para los habitantes de otros países que residen en Escocia.

Salmond opinó que la UE «tendría que negociar de buena fe y con espíritu de cooperación» y aseguró que ningún Estado miembro ha expresado que fuera a rechazar el ingreso de Escocia.

El endurecimiento del discurso por parte de Londres y la CE frente a la independencia escocesa ha marcado un giro en la campaña previa al referéndum, si bien aún se espera a conocer el impacto que tendrá entre los votantes, que hasta ahora favorecían el «no» a la secesión.