La oposición exigirá en Ginebra II la «salida del criminal»

R. P. Redacción / La Voz

INTERNACIONAL

Intereses irreconciliables y la ausencia de Irán ponen en duda el éxito de la cita

22 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La última oportunidad de la diplomacia internacional para poner fin a casi tres años de guerra civil en Siria comienza hoy Ginebra II con una agenda muy ambiciosa e intereses irreconciliables en el polvorín de Oriente Medio que hacen dudar de su éxito. Parar la guerra y formar un gobierno de transición (eso sí sin aclarar el papel de Bachar al Asad) es lo esencial de la hoja de ruta sin plazos marcada.

El optimismo no reina en la delegación de la oposición, que llegó ayer a Suiza mermada y dividida, pero con un claro objetivo exigir la «salida del criminal Al Asad», en palabras del secretario general de la Coalición Nacional Siria, Badr Yamus, a Reuters. «Las fotos indican que este régimen solo merece sentarse ante un Tribunal Penal Internacional», añadió. El informe de los exfiscales internacionales dio un argumento más a la insurgencia para exigir la caída del presidente.

Al Asad ya ha dejado claro que no va a entregar el poder. Esta empeñado en convertir Ginebra II en una conferencia para acabar con los terroristas, como le gusta calificar a los opositores. Quiere que Catar y Arabia Saudí dejen de suministrar armas a los rebeldes y formar un Gobierno con tecnócratas y opositores dóciles que le permitan presentarse a otro mandato.

Pero Al Asad no es el peor enemigo de la oposición, si no la fragmentación en sus filas. Solo uno pocos que han optado en pisar Ginebra, mientras los yihadistas campan a sus anchas y provocan que el respaldo de Occidente se diluya.

Hoy, en Montreux

Las conversaciones arrancarán hoy en una reunión en Montreux, que debe impulsar las verdaderas negociaciones que se iniciará dos días después en Ginebra. Barack Obama y Vladimir Putin intercambiaron anoche unas palabras por teléfono para hablar de la conferencia de paz. En estos casi tres años de guerra, han defendido posturas opuestas, pese a que al final su presión ha obligado a las partes a sentarse a la mesa de negociaciones. La última discrepancia entre Washington y Moscú fue la participación de Irán, que a punto estuvo de hacer fracasar la cita antes incluso de empezar. El secretario general de la ONU dio marcha atrás en su decisión de invitar a Teherán por las reticencias de la oposición siria, pero sobre todo de EE.UU., algo que a ojos de Moscú supone un «error» y para Damasco un augurio del fracaso. Mientras, Londres pedía a Teherán que desista de su respaldo militar a Al Asad.

En Siria no solo se libra una guerra civil, si no también la batalla entre EE. UU., Rusia, los reinos del Golfo e Irán por controlar una pieza clave en Oriente Medio. Pese a todo, a las partes enfrentadas no les queda otra elección que negociar.