Las legislativas argentinas abren la carrera a las presidenciales del 2015

leoncio gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Empieza la batalla por el control del peronismo y Mauricio Macri lanza su candidatura

29 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Conserva la mayoría en las dos cámaras pero perdió en los cinco distritos más importantes del país, desperdiciando en el camino cuatro de los 11,8 millones que la hicieron presidenta hace dos años. Cuando vuelva de su convalecencia, Cristina Fernández se encontrará un mapa diferente al que existía antes de entrar en el quirófano: no le impide disfrutar de un final de mandato en apariencia tranquilo pero elimina su nombre del futuro. Los resultados hacen virtualmente inviable el deseo de una nueva reelección, previo cambio de la Constitución, y abren la carrera para las presidenciales del 2015.

Quizá no supongan aún el «fin de ciclo» del kirchnerismo que ha creído ver el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, pero no hay duda de que los comicios sí han sido un correctivo brutal para las huestes de la viuda de Kirchner. Casi siete de cada diez argentinos votaron en contra del Gobierno. El revolcón tiene una dimensión cualitativa porque ha ido acompañado por una derrota abrumadora en la capital, el corazón político del país.

El resultado abre la batalla por el control del peronismo, movimiento que monopoliza el poder desde 1989 si se exceptúan los dos años del radical Raúl Alfonsín, y que tras haberse escorado a la izquierda en la época de los Kirchner, podría virar ahora hacia el centroderecha. De los tres principales pretendientes, dos son oficialistas. Se trata de Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires y presidente del Partido Justicialista, un moderado que dio la cara tras la debacle del oficialismo ante el silencio de su jefa, y del gobernador de Entre Ríos, Sergio Uribarri. Este último podría disponer de ventaja ya que goza de mayores simpatías en el entorno de la Casa Rosada .

Cualquiera de los dos tendrá como rival al vencedor moral de los comicios, el «kirchnerista» disidente Sergio Massa, quien derrotó en la provincia de Buenos Aires al candidato de Cristina Fernández y Scioli, Martín Insaurralde. Massa anunció que empezará a recorrer el país para ampliar su base y fabricar una alternativa política al Gobierno actual. Según los analistas, creará con tal fin una liga de alcaldes, una forma de marcar distancias con los gobernadores provinciales, tradicionales aspirantes al poder.

Massa no está solo, sin embargo, en su empeño de abrir una nueva etapa en Argentina. El alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, un hombre que se ubica en el centroderecha, decidió dar un paso al frente tras el buen resultado de la oposición en la capital y ha anunciado que se presentará a la presidencia. Ello le obligará a construir una fuerza a escala federal de la que hoy carece al haber ceñido su estructura a la capital. Su propósito es crear un equipo nuevo en el que solo tendrán cabida aquellos que no se encuentren contaminados por su participación en gobiernos anteriores. Un intento de señalar que Massa no es la renovación.