Elecciones en Alemania: Merkel recibe un premio a su gestión de la crisis europea

Dpa

INTERNACIONAL

El contundente triunfo de la canciller mengua las esperanzas de una relajación en su férrea política de austeridad

23 sep 2013 . Actualizado a las 00:26 h.

Quien esperaba un cambio de rumbo en la política europea de Berlín se estrelló contra el electorado alemán, que dio una mayoría aplastante a la canciller Angela Merkel. El dictado económico alemán a una Europa en crisis seguirá invariable: solidaridad a cambio de condiciones. La masiva confianza depositada por los alemanes en Merkel para que siga marcando los designios del país y, por asociación, del resto de países de la Unión Europea, mengua así las esperanzas de una relajación en su férrea política de austeridad o de un cambio de rumbo en Berlín.

Mientras algunos países europeos ven la mano dura de Merkel como un yugo que les impide salir adelante, los alemanes apoyan su política de rescates a cambio de reformas y austeridad y ven a la mandataria alemana como la política que mejor protege sus intereses en un momento de gran incertidumbre en la crisis del euro.

«Consolidación fiscal y crecimiento son dos caras de la misma moneda», no se cansa de repetir Angela Merkel siempre que tiene ocasión. Esta afirmación es y seguirá siendo el lema de la mujer que podría decirse la más poderosa del mundo, fiel defensora de la austeridad presupuestaria y contraria a operar con instrumentos como los eurobonos. La salida del gobierno de su socio, el Partido Liberal (FDP), cuya máxima era «ninguna flexibilización de los programas de ajustes en los países en crisis», no cambia mucho de cara a la gestión de la crisis. La canciller nunca se ha mostrado abierta a relajar su política europea.

Tampoco la posible entrada del Partido Socialdemócrata (SPD) en un gobierno de «gran coalición» supondría gran cambio en la política europea alemana. El candidato a canciller del SPD, Peer Steinbrück, calificó de «mortal» la dosis de austeridad dictada por Merkel al sur de Europa. Pero a la hora de actuar, los socialdemócratas apoyaron a la CDU en el Parlamento en cada decisión clave de política europea. Además, en un posible gobierno de coalición serían un socio minoritario y supeditado en gran parte a las políticas de la canciller.

A pesar de las críticas y las manifestaciones en los países del sur de Europa, Merkel se defendió durante la campaña electoral recordando que ella no provocó la crisis y recalcando que el problema era que «algo en esos países no funcionaba correctamente». La mandataria alemana es partidaria de un euro estable y busca una Europa que tenga éxito en conjunto. Sin embargo, siempre ha recordado que aunque Alemania muestre solidaridad con sus socios europeos, en contrapartida debe exigir responsabilidad.

Los rescates europeos son cada vez más impopulares entre los alemanes. Así quedó reflejado en el éxito del primer partido euroescéptico alemán, que araña el cinco por ciento mínimo necesario para acceder al Bundestag alemán. ¿Qué decisiones concretas pueden esperarse en los próximos meses desde el gobierno alemán? Merkel es fiel defensora de avanzar paso a paso y con cautela en la gestión de la crisis.

Tanto dentro como fuera de Alemania, pocos esperan que en un nuevo gobierno dé mayor impulso a asuntos como la Unión Bancaria, considerada por el Banco Central Europeo (BCE) «el mayor paso en la integración europea desde la creación del euro». El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, lleva meses cuestionando la base jurídica del futuro Mecanismo Único de Resolución, el segundo paso dentro de la Unión Bancaria después de aprobar el Supervisor Único Bancario -en manos del BCE- y reclamando una modificación de los Tratados europeos, que puede dilatar el proceso cerca de dos años.

La Unión Bancaria no es el único tema paralizado por las elecciones alemanas. Los programas de ayuda de Portugal, Irlanda y España caducarán en breve. Mientras, Grecia necesitará un tercer paquete de rescate y otros países se encuentran en la cuerda floja. La celebración de las elecciones en Alemania podrá destrabar ahora las decisiones postergadas, pero su resultado promete pocos cambios en la política de Berlín.