Peña Nieto recupera la plaza del Zócalo

andrea sosa CIUDAD DE MÉXICO / DPA

INTERNACIONAL

TOMAS BRAVO

La policía desaloja por la fuerza el campamento levantado por los maestros

15 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Las carpas de plástico ya no están, y tampoco los maestros que, en pie de guerra, utilizaron varias semanas la emblemática Plaza del Zócalo de Ciudad de México como campamento reivindicativo. La policía los expulsó sin contemplaciones. El presidente Enrique Peña Nieto podrá dar hoy desde el balcón el «Grito» de Independencia.

Un día después de que más de 3.000 policías apoyados por tanquetas recuperaran la principal plaza de la capital mexicana, los equipos de limpieza y de logística apuran el paso para que quede todo listo para el «Grito» de la noche de hoy y el desfile militar del lunes, los actos centrales de la fiesta nacional.

Barredoras automáticas limpiaron la plaza y se recogieron 81 toneladas de basura. Se cortaron las sogas que sostenían los plásticos que servían de techo para los maestros en huelga. El piso fue lavado con desinfectantes y desengrasantes. El Palacio Nacional luce de extremo a extremo de su fachada los colores verde, blanco y rojo de la bandera mexicana, después de una batalla campal que dejó 31 detenidos y una treintena de heridos, la mitad policías.

Con el desalojo y la recuperación del control del centro histórico, el Gobierno mostró que habrá un hasta aquí en la presión que está dispuesto a aceptar en contra de su agenda de reformas, de las cuales la educativa es solo una de las que generan polémica. La protesta de los maestros ha sido hasta ahora la más beligerante, pero hay más movilizaciones en puerta.

Para el líder de izquierda Andrés Manuel López Obrador, que tiene convocada para el 22 de septiembre una marcha nacional contra la reforma energética y el aumento de impuestos, Peña Nieto «se equivocó» al optar por la fuerza. «La violencia no resuelve problemas, los agrava. Escuchar a los maestros era mejor que la prepotencia», declaró el dos veces candidato presidencial.

El viernes (madrugada del sábado en España) fue un día tenso en la capital. Por primera vez, la policía federal entró en acción en el corazón de la Ciudad de México para desmontar una protesta. Los agentes avanzaron con chorros de agua, arrancando a su paso las carpas que todavía quedaban en pie y apagando con extintores las fogatas encendidas por un grupo de manifestantes. Estos, a su vez, respondieron después en calles cercanas lanzando adoquines, con palos, caños y cócteles molotov.

Los maestros que desde el 19 de agosto se han movilizado contra la reforma educativa, con bloqueo de calles, el sitio de sedes legislativas y cercos al aeropuerto, tuvieron que retirarse a otras áreas, entre ellas el Monumento a la Revolución. La mayoría lo hizo de manera voluntaria antes de que llegara la policía. La batalla de dos horas en calles del centro histórico, posterior al desalojo del Zócalo que duró pocos minutos, involucró, según las autoridades, principalmente a grupos de jóvenes «beligerantes» ajenos a los maestros.

Por el momento, el Gobierno de Peña Nieto fue el ganador, pero los maestros señalan que no desistirán de su demanda de que se derogue la reforma educativa y que evalúan regresar al Zócalo el martes, después de la fiesta nacional. El presidente ha advertido que no dará marcha atrás en la reforma, que crea nuevos mecanismos de evaluación de maestros, elimina las plazas docentes hereditarias y establece reglas de ingreso, ascenso y promoción restando poder a los sindicatos.