Siria: La realidad vuelve a golpear a Barack Obama

DPA

INTERNACIONAL

La falta de alternativas muestra hasta qué punto el presidente de Estados Unidos se ha puesto él mismo contra la espada y la pared

01 sep 2013 . Actualizado a las 20:51 h.

Guantánamo, el control de armas, ahora Siria. La realidad le ha vuelto a jugar una mala pasada a Barack Obama. El presidente de Estados Unidos volvió a suponer de forma errónea que la indignación moral desembocaría automáticamente en actos concretos, ya sean políticos o, como en este caso, militares.

Obama se ha visto esta vez más aislado que nunca durante su presidencia. A nivel internacional tiene un solo aliado dispuesto a seguirlo por la vía militar, Francia, y en su casa un creciente malestar por la posible intervención en Siria.

Así, el mandatario se vio obligado a rectificar el sábado: el ataque a Siria que parecía prácticamente seguro hace unos días tendrá lugar más adelante, anunció. O quizá nunca. Y no va a ser el «comandante en jefe» el que tome la decisión, sino el Congreso.

Medios y analistas coincidían en una cosa hoy: con este paso, Obama arriesga bastante. Buscar el apoyo del Congreso en la cuestión siria es «uno de los desafíos más grandes de su presidencia», valoró el New York Times. «Obama se somete al veredicto de los republicanos en la Cámara de Representantes, de los cuales, muchos siempre se oponen a él, y ya han dejado entrever que no ven a la guerra civil siria como una amenaza para Estados Unidos».

El único consuelo para el presidente es que ninguna de las vías posibles es en este momento una buena alternativa. Una retirada total, la renuncia a la intervención, habría significado una gran pérdida de credibilidad. Y un ataque militar en solitario, sin apoyo del Congreso, habría convertido sus últimos tres años de presidencia en un infierno. Tiene ahora por delante, además, decisiones importantes respecto al presupuesto público y la deuda.

La falta de alternativas muestra hasta qué punto Obama se ha puesto él mismo contra la espada y la pared, una situación de la que no saldrá bien parado, pase lo que pase. Muchos expertos lo vinculan directamente con sus propios dilemas: su credo en política exterior fue siempre mantener a Estados Unidos lejos de las guerras y forjar coaliciones internacionales en lugar de actuar en solitario.

Eso también explica por qué Obama se mostró desde el comienzo reticente a dejarse arrastrar al conflicto sirio en forma alguna. Es uno de esos casos que «trae problemas infernales, con riesgos infinitos», son algunas de las palabras con las que habría descrito la situación a sus colaboradores. Todos sus actos y pronunciamientos, desde su apoyo a los rebeldes hasta el anuncio de una intervención militar «limitada», estarían marcados por esta tendencia. «Siempre ha dudado, daba la impresión de estar indeciso, sin concepto», explicó a la cadena CNN el historiador Douglas Brinkley.

Eso alimenta a los escépticos en el Congreso. «Obama lo tendrá difícil para convencerme, porque creo que ha manejado la situación mal», reconoció, por ejemplo, el republicano Tim Griffin. «Tiendo a no darle una licencia para una guerra si, con todo respeto, no estoy convencido de que sepa lo que hace».

Brinkley cree que el presidente tendrá que dirigirse prácticamente a cada congresista si quiere lograr su objetivo. También a los de su propia bancada, los demócratas, que han estado bastante callados estos días, según se percatan analistas. El único apoyo ha llegado de algunos republicanos, constató el conservador Tom Cole. «Obama es un presidente de guerra sin partido de guerra», dijo.

El secretario de Estado, John Kerry, se mostró hoy sin embargo convencido de que «el Congreso hará lo correcto». Lo mismo que ya creyó el primer ministro británico, David Cameron, antes de que el Parlamento le negara su apoyo para una operación militar.

Quizá por ello Kerry dejó incluso la opción abierta de que Obama ordene disparar los Tomahawk aun sin el apoyo de la cámara. «Totalmente confuso», resumió el analista de la CNN Fareed Zakaria. «La vía de Obama. ¿Qué vía?», se preguntó.