En medio de la ola de violencia que afecta al Líbano este verano, ayer, al menos 42 personas murieron y 500 resultaron heridas en un doble atentado perpetrado con coche bomba en Trípoli, ciudad escenario habitual de choques entre suníes, que apoyan la rebelión siria, y alauíes, favorables a Bachar al Asad. Se trata del ataque más sangriento desde el fin de la guerra civil en 1990.
Una semana antes, otro atentado mató a 27 personas en Rueis, a las afueras de Beirut, bastión del grupo chií Hezbolá.
Ayer, la primera explosión ocurrió en el centro de Trípoli, cerca de la casa del primer ministro saliente Najib Mikati. Afectó a la mezquita de Al Taqwa, donde el jeque Salem Rafei había llamado a ir a combatir contra el régimen de Al Asad. La segunda fue frente a la mezquita As Salam, cerca del domicilio del exjefe de la policía Ashraf Rifi, quien resultó herido leve.
Por otra parte, Israel bombardeó ayer entre Beirut y Sidón posiciones del Frente Popular de Liberación de Palestina-Comando General (FPLP-CG), allegado al régimen sirio, al día siguiente del lanzamiento desde el Líbano de cuatro cohetes contra el norte de Israel por las Brigadas Abdulá Azzam, grupo vinculado a Al Qaida, según el diario libanés The Daily Star.