Steinbrück promete una Alemania más justa si gana

Úrsula moreno BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

El líder del SPD acusa a Merkel de «parálisis política»

18 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Peer Steinbrück, el principal rival de Angela Merkel en las elecciones de septiembre, desafió ayer a las encuestas en una celebración masiva frente a la Puerta de Brandemburgo, en Berlín. Ante 200.000 socialdemócratas llegados de toda Alemania, el partido celebró sus 150 años de tradición obrera. De convertirse en canciller, Steinbrück prometió un salario mínimo de 8,5 euros la hora, una de sus principales bazas en esta campaña electoral, a la que ayer daba así el pistoletazo de salida.

Tampoco escatimó ataques a la canciller, que lleva ocho años en el cargo y que, de no producirse un milagro, repetirá mandato. Steinbrück la acusó de granjearse enemigos en toda Europa con su política de austeridad. «A Alemania le va a salir caro mantener la cohesión de Europa», dijo el candidato socialdemócrata y exigió la participación de los bancos en los costes colaterales de la crisis de deuda.

En un día soleado, perfecto para un acto electoral, toda la plana mayor del partido cerró filas en torno a su líder. Cualquiera diría que tomaron en serio al veterano Franz Müntefering, vicecanciller en el Gobierno de gran coalición con Merkel, que criticaba en una entrevista recientemente a su partido por haber «dejado solo» a Steinbrück.

El candidato del SPD acusó a la canciller de «parálisis política», de administrar el país, pero no «proyectar». De ahí que prometiera también subir los impuestos para los alemanes más acaudalados, un margen que dedicaría a educación e infraestructuras. «Una Alemania fuerte por ser una Alemania más justa», es otro de los lemas del SPD.

Y es que aunque entre las principales preocupaciones de los alemanes no está el paro, sí que temen una mayor precarización del mercado laboral. Steinbrück recordó que hay siete millones de personas en Alemania que ganan menos de ocho euros la hora.

Insistió también que su intención no es reeditar una gran coalición con la CDU, como aquella en la que fue ministro de Finanzas entre el 2005 y el 2009, sino formar gobierno con los Verdes. El problema es que los últimos sondeos le dan a su partido un 25 % de los votos frente al 41 % de la Unión de Merkel. La canciller tiene sin embargo su propio quebradero de cabeza: su socio natural, un debilitado Partido Liberal, que podría no alcanzar siquiera el 5 % necesario para entrar en el Parlamento.