El que fue presidente del FMI ahora se enfrenta a una acusación de establecer una red de proxenetismo para, entre otras cosas, servicio propio
26 jul 2013 . Actualizado a las 18:52 h.Dominique Strauss-Kahn, exdirector del FMI, será juzgado por proxenetismo agravado, por el caso del hotel Carlton en Lille, donde se sospecha que organizó una red de prostitución a su servicio.
La Fiscalía, que se había pronunciado por archivar las acusaciones, han informado hoy que los jueces instructores han decidido que Strauss-Kahn comparezca ante un tribunal correccional.
El abogado del dirigente francés declaró en la cadena BFM TV que «no es una sorpresa, a la vista de cómo se ha desarrollado la instrucción» y que se está realizando un «ensañamiento de los jueces».
El acusado se sentará ante el jurado junto a otras doce personas encausadas por haber organizado una red de prostitución, tomando el hotel Carlton como sede, que estaría a su servicio personal.
La imputación por la que comparecerá podría costarle unos 10 años en cárcel, una pena inferior a la del cargo de proxenetismo agravado en banda organizada que se le imputó inicialmente, y que no ha sido finalmente tenida en cuenta por los magistrados instructores.
Malka, abogado del antiguo presidente del FMI, descalificó la decisión de los magistrados de «ideológica» y porque era consecuencia de una «deriva de una apreciación muy subjetiva de la moral».
El letrado insistió en que «no hay ningún hecho que caracterice un delito penal. Porque en caso contrario, se criminalizaría a cualquier cliente de una prostituta». A lo que subrayó que su cliente «no es un proxeneta» por el hecho de haber ido con prostitutas.
Yves Charpenel, abogado de la acusación particular, se mostró satisfecho ante la perspectiva de que el antiguo dirigente socialista se siente en el estrado, porque a su parecer «difícilmente puede poner en duda» que las mujeres con las que tenía relaciones eran prostitutas.
Chapenel aclaró, en otra entrevista hecha en BFMTV que no se trata de que fuese cliente de mujeres que se ofrecían sexualmente por dinero, sino de haber puesto en marcha una red para beneficiarse a través de conocidos.