Cuarta huelga general en Portugal contra la austeridad en dos años

AFP

INTERNACIONAL

JOSE MANUEL RIBEIRO

El paro, que ha sido secundado sobre todo por el sector público, fue convocado tras el anuncio del Gobierno de una serie de ajustes que afectan sobre todo a los funcionarios

27 jun 2013 . Actualizado a las 19:46 h.

Los trenes y el metro dejaron de circular hoy en Portugal y el transporte aéreo redujo su regularidad, con retrasos y cancelaciones, como consecuencia de la que es ya la cuarta huelga general en los dos últimos años, convocada por los sindicatos para protestar contra la política de austeridad impuesta por el rescate europeo.

La huelga fue convocada por los dos principales sindicatos del país, la Confederación General de Trabajadores de Portugal (CGTP), cercana al Partido Comunista, y la Unión General de Trabajadores (UGT), históricamente más moderada y vinculada al Partido socialista. Varias manifestaciones estaban además previstas en todo el país para esta tarde.

La huelga de hoy es la segunda organizada conjuntamente por ambos sindicatos desde la de noviembre del 2011, cinco meses después de la llegada al poder del gobierno de centro derecha. La CGTP convocó sola las huelgas de marzo y noviembre del 2012. «La adhesión es muy fuerte y supera ampliamente nuestras expectativas», ha declarado el líder de la UGT, Carlos Silva, mientras que el de la CGTP, Armenio Carlos, que exige legislativas anticipadas, había avanzado la víspera que esperaba una «gran participación» para «debilitar aún más al gobierno».

La huelga se convocó tras el anuncio por el gobierno de una serie de medidas de austeridad, que afectan sobre todo a los funcionarios (aumento de 35 a 40 horas de trabajo semanales, supresión de puestos de trabajo...). Sin embargo, a pesar de que el seguimiento por parte del sector público ha sido destacable, la adhesión a la huelga del sector privado, poco sindicalizado, ha resultado más bien frustrante. «Las cifras para el sector privado no alcanzan a las de la administración pública», ha admitido Carlos Silva.

Por su parte, el ministro portavoz del gobierno, Luis Marques Guedes ha informado hoy de que algunos portugueses no han acudido a su puesto de trabajo, pero otros sí. «El país no está paralizado» ha asegurado. Sin embargo la administración de los aeropuertos, ANA, ha indicado a media jornada que 37 vuelos habían sido anulados, entre ellos 32 a Lisboa, y que se producían numerosos retrasos. Los servicios de salud también se han visto afectados por el paro, y en el hospital Sao José, uno de los principales de Lisboa, solamente se han llevado a cabo las operaciones quirúrgicas más urgentes, según la televisión privada Sic. Y lo mismo ha sucedido con los medios públicos de comunicación. La agencia de prensa Lusa interrumpió su servicio desde primera hora de la mañana.

Bajo la mirada de la Troika

Aunque reconoció el derecho «inalienable» de hacer huelga, el primer ministro Pedro Passos Coelho, ferviente partidario de la austeridad, afirmó ayer en el Parlamento que «el país necesita menos huelgas y más trabajo», durante una intervención perturbada por manifestantes. La huelga general se lleva a cabo bajo la mirada de la troïka UE-BCE-FMI, los suministradores de fondos y acreedores de Portugal, que empezó el lunes una misión en Lisboa para preparar la próxima evaluación trimestral, que se inicia el 15 de julio.

Pese a su creciente aislamiento político en Portugal, Passos Coelho sigue teniendo el apoyo de los acreedores que reconocen su esfuerzo por enderezar las finanzas del país. Por ello le concedieron una prórroga hasta el 2015 para reducir el déficit público por debajo del 3 % del PIB, el techo impuesto por Bruselas. El primer ministro no excluyó sin embargo pedir una nueva flexibilización de los objetivos, que sería ya la tercera desde que se aplicara el plan de rescate financiero de 78.000 millones de dólares, acordado en mayo del 2011 por la Unión Europea y el Fondo monetario Internacional.

La política de austeridad ha agravado más de lo previsto la recesión y el desempleo, y la economía, en retroceso desde hace dos años, volverá a contraerse este año con una caída del PIB de 2,3 %, en un contexto de desempleo récord del 18,2 % de la población activa.