Obama nombra a James Comey, ex alto funcionario de Bush, como cabeza del FBI

EFE WASHINGTON

INTERNACIONAL

El mandatario se opuso a algunos aspectos del programa de vigilancia y escuchas de las comunicaciones de ciudadanos ordenado por el expresidente

22 jun 2013 . Actualizado a las 01:56 h.

El presidente de EE. UU., Barack Obama, nombró hoy a James Comey, subsecretario de Justicia durante el Gobierno de George W. Bush, director del FBI en un momento delicado para esta agencia por la filtración de los programas secretos de espionaje y las críticas recibidas tras los atentados de Boston.

Comey, de 52 años, experimentado fiscal y republicano, tiene, además, el reto de sustituir a Robert Mueller, quien lleva 12 años al frente de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), desde una semana antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Durante el acto de designación en la Casa Blanca, Obama destacó especialmente la «profunda integridad» de Comey, padre de cinco hijos, y su «enorme independencia».

El mandatario sostuvo que Comey está «excepcionalmente cualificado» para dirigir el FBI ante desafíos entre los que citó la lucha contra el crimen organizado, la protección de los derechos civiles, la explotación infantil, el terrorismo y la ciberseguridad.

Comey «entiende que en tiempos de crisis no somos juzgados solo por el número de complots que desmantelamos o por cuántos delincuentes llevamos ante la justicia, sino también por nuestro compromiso con la Constitución que hemos jurado defender y los valores y libertades civiles que hemos prometido proteger», dijo Obama.

Por ello, el presidente afirmó que el nuevo jefe del FBI «será un líder que entiende cómo mantener seguro a Estados Unidos y permanece fiel a nuestros ideales fundadores».

En 2004 Comey ocupó de forma interina el departamento de Justicia durante la hospitalización del entonces titular, John Ashcroft, y se opuso a algunos aspectos del programa de vigilancia y escuchas de las comunicaciones de ciudadanos ordenado por Bush tras los atentados terroristas del 11S, que causaron unos 3.000 muertos en varias ciudades de EE. UU.

Su nombramiento se produce en medio de la polémica por los programas secretos de vigilancia del Gobierno estadounidense para recopilar registros telefónicos y datos de internet de millones de usuarios, y cuya efectividad y constitucionalidad ha defendido esta misma semana ante el Congreso el actual director del FBI.

Mueller también admitió ante el Congreso que el FBI usa aviones no tripulados, conocidos como drones, para tareas de vigilancia en territorio estadounidense, pero matizó que su utilización se da «muy raras veces».

Tras los atentados de abril pasado en Boston, en los que murieron tres personas y más de 280 resultaron heridas, el FBI fue, además, cuestionado por haber archivado en 2011 una investigación abierta a petición de Rusia sobre uno de los presuntos autores de esos ataques, Tamerlan Tsarnaev, de origen chechén.

Sobre Mueller, muy aplaudido en la ceremonia de hoy por Obama y el resto de asistentes, el presidente afirmó que «desempeñó un papel clave» en la respuesta los atentados terroristas del 11S, y que ha sido «uno de los mejores directores» de la historia del FBI.

Obama también remarcó sobre Mueller que «muy pocas personas han mostrado tanta integridad bajo tanta presión» como él.

El propio Comey calificó de «gigante» a Mueller, e indicó que le ha dejado el listón muy alto.

Antes de incorporarse al Gobierno de Bush, Comey fue fiscal de EE.UU. para el Distrito Sur de Nueva York entre los años 2002 y 2003, y participó en varios casos contra el clan mafioso de los Gambino.

Desde que dejó el Departamento de Justicia en 2005 ha trabajado como asesor jurídico en la firma Lockheed Martin y en la compañía de inversiones Bridgewater Associates. En marzo de este año se unió al consejo del gigante bancario HSBC.

Cuando en mayo comenzó a divulgarse la candidatura de Comey a dirigir el FBI, la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) indicó que hay «muchas preguntas» sobre su historial que deben ser examinadas cuidadosamente por el Senado.

Como subsecretario de Justicia, Comey «aprobó algunos de los mayores abusos cometidos por el Gobierno de Bush», denunció entonces la ACLU.