Dilma Rousseff promete a los indignados brasileños un «pacto» para mejorar los servicios públicos

DPA BRASILIA

INTERNACIONAL

La presidenta brasileña ha elogiado a un movimiento «democrático legítimo»-, pero ha advertido de que no tolerará el vandalismo

22 jun 2013 . Actualizado a las 21:11 h.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha hablado públicamente por primera vez sobre la ola de protestas que sacude el país. En su discurso, Rousseff se ha mostrado conciliadora con «la voz de las calles», pero advirtió que su gobierno «mantendrá el orden» y no admitirá que el vandalismo empañe «un movimiento democrático legítimo».

«Ni el gobierno ni la sociedad pueden aceptar que una minoría violenta y autoritaria destruya el patrimonio público y privado, ataque templos, incendie automóviles, apredree autobuses e intente llevar el caso a nuestros principales centros urbanos», manifestó.

Como respuesta a las demandas de la población «que se manifiesta en forma pacífica», Rousseffanunció un «amplio pacto» destinado a mejorar los servicios públicos que será implementado con la participación de las autoridades provinciales y municipales de las principales ciudades del país, así como con la actuación de los líderes de las manifestaciones populares, organizaciones sociales y asociaciones de estudiantes.

Mientras la mandataria pronunciaba su discurso por cadena de radio y televisión, el caos volvía a marcar el octavo día consecutivo de protestas multitudinarias, donde delincuentes se entremezclaron entre los activistas y generaron disturbios en ciudades como Río de Janeiro y Sao Paulo.

En Sao Paulo, donde según la policía unas 10.000 personas participan en la movilización, diez importantes autopistas fueron bloqueadas en ambos sentidos, entre ellas, las que dan acceso a los aeropuertos de Guarulhos en Congonhas, con lo cual los pasajeros quedaron sin poder abandonar la terminal aérea.

Los bloqueos de las principales arterias de la ciudad generaron problemas en el tránsito, que llegó a presentar congestionamientos de hasta 20 kilómetros, y sólo fueron levantados con la intervención de la Tropa de Choque de la policía militarizada.

Algunos conductores que quedaron varados en una importante autopista paulista fueron víctimas de robos.

En Río de Janeiro, la manifestación, en la que hoy participaron unas 400 personas, también bloqueó avenidas importantes, y se registraron violentos actos de vandalismo en el centro de la ciudad perpetrados por residentes de favelas cercanas al centro que saquearon decenas de comercios.

Según informaciones preliminares, al menos 11 personas fueron detenidas.

También hubo violentos enfrentamientos en Curitiba, donde un grupo intentó invadir la sede del poder judicial y provocó un principio de incendio en una estación de transporte público.

En Fortaleza, donde el domingo Uruguay se medirá ante Tahití, más de 3.000 manifestantes participan de la cuarta protesta de la semana.

Se trata en su abrumadora mayoría de jóvenes en torno a los 20 años que marcharon por la playa Iracema, en la zona de Beira Mar.

Los principales lemas de los manifestantes son: «Estatización del transporte público», «Fuera Globo» (en oposición a la podorosa red televisiva) y «Educación pública de calidad». Quienes protestan quieren ser recibidos por el alcalde Roberto Cláudio.

Las manifestaciones comenzaron en Sao Paulo hace diez días con una demanda por la suspensión del aumento de la tarifa del transporte público, pero pronto se propagaron hacia todo el país sumando otras demandas, como el rechazo de los millonarios gastos hechos para el Mundial de 2014 y la Copa Confederaciones.

El jueves, más de un millón de personas tomaron las calles en cerca de un centenar de ciudades y se registraron varios disturbios.

También el jueves, dos personas murieron en el marco de las movilizaciones. Un joven falleció al ser atropellado intencionalmente por un conductor que se enfureció por tener el paso bloqueado y aceleró el vehículo contra los manifestantes. Otros 11 activistas resultaron heridos, dos de gravedad.

Por su parte, una funcionaria de la alcaldía de Belém, capital del amazónico estado de Pará, falleció de un ataque al corazón después de que se prudujera un enfrentamiento entre manifestantes y policías.

La alcaldía informó que la empleada murió porque se asustó mucho con los disturbios, pero compañeros de trabajo de la mujer, de 51 años, afirman que comenzó a sentirse mal después de inhalar gas lacrimógeno que los efectivos lanzaron contra los manifestantes. La alcaldía negó esa hipótesis.