El edifico albergaba cinco talleres de costura, donde trabajaban unas 3.000 personas, ligados principalmente a la marca de ropa española Mango y la británica Primark, las únicas que hasta el momento confirmaron estas relaciones.
Estados Unidos no pudo decir si marcas de ropa estadounidenses tenían como proveedores a alguno de los talleres del inmueble, pero pidieron una mejora de las condiciones laborales en este sector.