Aplausos a Ahmadineyad y silbidos al Príncipe

P. G. O. Caracas / corresponsal

INTERNACIONAL

09 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Más de doce horas en filas bajo un calor inclemente, autobuses llegados de todo el país. Embarazadas, madres con sus bebés, durmiendo en jardines. Montañas de basura, botellas de plástico, restos de comida, envases en los que alguna vez hubo bocadillos.

Centenares de niños extraviados en los tumultos y protestas y lesiones que se producen cuando alguien se cuela y luego tienen que ser cuidados por los bomberos, que también tienen que atender a decenas de desmayados. Personas que se toman fotos delante de las miles de coronas enviadas por la muerte de Hugo Chávez, en la Academia Militar, o ante los gigantescos afiches con el rostro del presidente en el camino hacia su catafalco.

Llantos y gritos: «Te amo, Chávez», y besos arrojados a su urna, aunque está prohibido y los militares dan instrucciones para los dos segundos que se permite estar frente al ataúd.

Aplausos nutridos sonaron al oírse los nombres de Raúl Castro (Cuba), Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa ( Ecuador), Daniel Ortega (Nicaragua). Las mayores palmas fueron para el iraní Mahmud Ahmadineyad, y los silbidos para el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón.

«Estoy aquí desde ayer para verlo [Chávez] y no he podido», se lamentaba una mujer. Quien sí pudo fue el actor estadounidense Sean Penn. «Los pobres del mundo perdieron a un campeón. Yo perdí a un amigo», dijo.

«No estábamos preparados para esto. Nunca quisimos estar preparados», reconoció el canciller Elías Jaua. Calculó que más de un millón de personas han ido a dar su último adiós al presidente, aunque, matemáticamente, señaló el ministro de Información, Ernesto Villegas, es «imposible» que pasen más de 70.000 personas diarias. En su mayoría, grupos de chavistas han venido desde todo el país. Previendo que la situación podía complicarse, el Gobierno ordenó que Chávez sea velado una semana y después sea colocado «en otro sitio, en una urna de cristal», dijo Maduro.