Muere Hugo Chávez: Un país acosado por la inseguridad y el narcotráfico

julio á. fariñas REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

La «cultura malandra» ha migrado de las cárceles a las calles

07 mar 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

El 6 de diciembre de 1998 el comandante Hugo Rafael Chávez Frías llegó el poder por las urnas tras haber fracasado seis años antes en su intento de hacerlo por las armas.

Llegó respaldado por el Polo Patriótico, un pool de nueve partidos que iba desde la extrema izquierda a la derecha. Según declaró en su día a La Voz su coordinador, Hiram Gaviria, exministro y exembajador en Francia del primer Gobierno de Chávez, el nexo común de todas esas fuerzas políticas que posibilitó su holgado triunfo era la lucha contra la corrupción, la exclusión y la marginalidad.

Después de 14 años en el poder manejando a su antojo una renta petrolera sin parangón en la historia del país, la autodenominada revolución bolivariana deja a la que en su día fue conocida como la Suiza de América Latina en un estado lamentable: bancarrota económica, inseguridad física y jurídica sin récord, corrupción rampante y con atisbos de convertirse, si no lo es ya, en un narcoestado.

Un asesinato cada 30 minutos

Por más que hayan tratado de ocultarlo, prohibiendo las estadísticas al respecto, desde el año 1999 hasta fechas recientes, los datos ofrecidos por las oenegés que se ocupan del tema arrojaban a finales del año pasado un saldo de 157.808 muertes violentas. O, lo que es lo mismo, un ciudadano asesinado cada 30 minutos y otro secuestrado cada ocho horas, lo que lo convierte en la primera causa de muerte entre los jóvenes del país y la tercera en general.

Venezuela ostenta el récord de homicidios por cada 100.000 habitantes: 57 -solo superado por Honduras-, pero esta cifra sube a 135 en Caracas y el distrito capital. Unas tasas que paradójicamente superan con creces a otros países con altos índices de violencia, como México, que se mantuvo estable en 18 asesinatos por cada 100.000 habitantes en los dos últimos años, y Colombia, que logró reducir su tasa en más de un 41 % en dos décadas, según cifras de la ONU. Todo ello a pesar de haber implementado en estos 14 años 22 planes de seguridad y haber probado con 11 ministros del Interior diferentes.

La impunidad aparece como la principal causa de la violencia, ya que el 90 % de estos crímenes quedan impunes, entre otras razones por la escasez de recursos humanos -mal pagados- y materiales dedicados a combatirla. El año pasado más de 40 policías fueron asesinados, solo en la Gran Caracas, 17 de ellos en enfrentamientos con delincuentes que buscaban arrebatarles sus armas reglamentarias.

Mafias carcelarias

Según reconoció al reportero de The New Yorker Jon Lee Anderson, el exconvicto José Argenis, que lidera una comuna caraqueña de expresos y familiares, la permisividad del chavismo con las mafias carcelarias hizo que «la cultura malandra haya crecido y migrado de las cárceles a las escuelas, las universidades y a las calles. Se ha convertido en una cultura nacional».

Por otra parte, ante el déficit de viviendas, desde el poder o sus aledaños se ha fomentado la invasión ilegal de bloques de pisos y apartamentos, la más emblemática, la de la torre de David, toda una república delincuencial dentro de la ciudad de Caracas.